VULGARES CHORIZOS

 

No sois delincuentes de cuello blanco ni mafiosos al uso. Estos tienen y respetan unas reglas del juego, un código del honor en su actividad delictiva. Saben a qué juegan, lo que arriesgan y asumen las previsibles consecuencias.

Vosotros, cualquiera que sea vuestra posición, cargo o militancia, que creyéndoos impunes y por encima de la Ley, utilizando triquiñuelas mil para escapar al castigo y que personal o familiarmente os habéis enriquecido a costa del dinero público o destinado a serlo, no merecéis perdón. Sois vulgares “chorizos” que, sin riesgo personal ni mayor inteligencia, os lo habéis llevado crudo por estar más o menos encumbrados.

Es totalmente sabido y medianamente aceptado que la financiación irregular de partidos, sindicatos, organizaciones, fundaciones diversas,etc., es un hecho que es necesario eliminar poniendo los mecanismos y  controles legales; pero no nos referimos a estas  generalizadas y vergonzantes prácticas, si no a lo que directa o indirectamente va a vuestros particulares bolsillos, engrosando vuestros patrimonios como resultado de la comisión de delitos perpetrados desde puestos de mayor o menor privilegio y con tal propósito. Quien eso hace es vulgar chorizo; con perdón para rateros, carteristas, timadores y ese amplio abanico de amigos de los ajeno, habidos en todos los tiempos que, por no querer o no saber hacer otra cosa, son simples chorizos en los que no es difícil encontrar algún gesto que aminora su mal hacer.

Si, vulgares chorizos, sabéis que lo sois quienes de tal modo obráis, pese a la  tela de araña cómplice que tanto dificulta el que salgáis a la luz, devolváis lo robado y cambiéis vuestro traje por el de cebra. Pervertís la democracia y pese a vuestras sonrisas, abrazos, verborrea y cínicas proclamas de rectitud, nos esquilmáis los bolsillos y nos matáis a disgustos.