Los nacionalistas vascos y catalanes, primos hermanos en reivindicaciones, se turnan en sus victimistas pretensiones exhibidas con arrogante voracidad. En el tensar la cuerda llegan al esperpento. Los últimos andan últimamente mareando la perdiz con los “referéndums” independentistas como si no tuvieran otra cosa más útil e importante que hacer. Son cansinos y como los niños caprichosos se entretienen en juegos de los que pueden salir escaldados; de tanto tontear con el fuego corren riesgo de acabar chamuscados, lo malo sería que el viento avivase las llamas y se extendieran. Precedentes históricos los hay.
Ahora resulta que el Presidente de la Generalidad, Arturo Más, por no ser menos, saca a colación el derecho del Rey de España a votar en referéndums como modo de justificar su participación en los “ suyos” ( también conocidos como consultas independentistas). Amaga intermitentemente, según conveniencias, con la independencia y, puestos a delirios, igual no se conformaría con autoproclamarse, previo robo de su titularidad, Conde de Barcelona y su aspiración fuera el ser Rey de Cataluña o de esa perita en dulce, con anexionista denominación de origen, llamada por los pan catalanistas “ Paisos Catalans”.¡ Anda, que son tontos los mozos!; así cualquiera.
No hay que perder el tiempo en explicarle a Más, que además lo sabe, que una cosa es ser Rey de España y otra los reyes de la baraja. Diferentes son los referéndums previstos constitucionalmente a sus parodias sin gracia en forma de consultas populares; como tampoco hay comparación posible entre el arte de una buena faena en corrida de toros, o el emocionante vibrar y brío de los encierros de S. Fermín, con las alocadas y populares sueltas de “ bous al carrer” que tanto le gustan a Más.
Metidos en jarana y para que se vaya entrenando, por si tuviera que lucir corona, incluimos fragmento de “El Rey León(vuelta a casa/ula-ula) “, disponible en Youtube. No vendría al caso el incluir cualquiera de las presentaciones de “EL Rey” interpretadas por Vicente Fernández o Pedro Vargas; eso son palabras mayores, reservado a adultos y no para divertimento infantil
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