Quiso al azar que durante la mañana de ayer nos tropezáramos con una de las manifestaciones convocadas por UGT y CCOO para protestar por la Reforma Laboral propuesta por el Gobierno mediante Decreto, convalidado en el Parlamento y pendiente de tramitarse como proyecto de Ley en el mismo. Decidimos continuar el paseo en paralelo a la misma, por la acera, para ver por curiosidad qué tal transcurría.
A ojo de buen cubero calculamos que la asistencia ascendía a algunos miles de personas que caminaban lentamente, guardando holgadas distancias que permitían cruzarla sin problemas, y se desarrollaba con normalidad. Si no hubiera sido por las banderas bermejas sindicales, algunas republicanas, los eslóganes coreados y algunos toques musicales, hubiera podido pasar por el séquito del entierro de alguna alta personalidad o por el desfile cívico conmemorativo de importante festividad; pero la fecha tan solo se prestaba para el recuerdo y homenaje a las víctimas de la barbarie terrorista del 11-M en su 8º aniversario.
En la concurrencia predominaban lo que se entiende por gente mayor, bastantes en edad de jubilación o superada, el grueso repartido entre cuarentones y cincuentones, y pocos jóvenes mayormente formando el cordón de seguridad. En general, el aspecto e indumentaria no retrataba al trabajador en desamparo ni al explotado proletariado, sino al ideologizado y al progresista con barniz intelectual a la espera de que acabase la función para tomarse el aperitivo dominical.
En los eslóganes coreados, con entusiasmo por unos cuantos, por compromiso y menos ímpetu por muchos más, no faltaban las antiguallas de : “lucha”, “explotación” , “fascismo”, “resistencia”,…y ¡ cómo no!: la llamada a la huelga general anunciada para próximo día 29.
Entre los sones musicales se escucharon parciales del himno republicano, llamado de Riego, cuya estribillo fue trucado en la pre y guerra civil, en pleno frenesí anticatólico, por el tristemente: “ Si los frailes y curas supieran la paliza que les vamos a dar, subirían al coro gritando ¡libertad, libertad, libertad! ” . Como guinda, destacaba la clásica fotografía del Che Guevara, que nos hizo sonreír al no saber qué pintaba en este entierro, aunque no extrañó por ser el fabricado icono del guerrillero revolucionario.
Los matones piqueteros violentos que actúan en las huelgas, deberían ir y vestir de normal o estar ausentes acumulando fuerzas para el día veintinueve, en el que se tendrán que emplear a fondo para que la huelga no sea un fracaso.
La temperatura era primaveral, no esperamos a los parlamentos finales, continuamos el paseo para llegar con tiempo a reservar mesa en un modesto y limpio restaurante que ofrece variado y buen menú por siete €; pan, bebida y postre incluidos. No es tiempo de derroches ni nos podemos permitir los lujos de los dirigentes y liberados sindicales.
Mientras apresurábamos el paso por lo de la reserva, nos vino al recuerdo las veces que escuchamos, hace años, la canción del Che Guevara interpretada por Gonzalo en la Toldería de Madrid. Allí coincidían mayormente, en armonía, parte de la progresía intelectual, farándula artística de la protesta, disidencia de dictaduras latinoamericanas salvo la cubana, periodistas,escritores, algún que otro personaje influyente, tapados y clandestinos políticos a la espera de la democracia,…
Nos gustaban el lugar a media luz, las canciones sudamericanas y recitales a cargo de famosos cantantes hispanos, acompañadas de guitarra, flauta, arpa e instrumentos indígenas, aunque nos sentíamos en corral ajeno. Algunos de los asistentes hoy son burgueses millonarios, otros alcanzaron puestos de relieve en diferentes actividades, no faltando los que quedaron por el camino ni los que vieron frustrados y traicionados los ideales que sobrevolaban en aquel recóndito cafetín del Madrid de los Austria.