Es difícil conocer la realidad humana, lo que subyace en lo íntimo de cada ser, la diversidad del “yo” . Hay tantas singularidades como individuos; pues todos somos únicos e irrepetibles. Influencia genética y aprendizaje infantil aparte; en la evolución de la personalidad,en la forma de ser, de entender y comportarse en la vida, intervienen los ritmos de los cambios sociales, políticos y culturales. En la medida en que se planifiquen y orquesten éstos, por anecdóticos que en principio parezcan, van arraigando, para bien o para mal, según la intencionalidad de los alquimistas de turno que los diseñaron y la destreza de sus aventajados alumnos en aplicarlos y propagarlos.
Al hombre actual no le son ajenas la crisis de valores, el declive de la institución familiar, la malformación educacional y cultural, las corrientes laicistas, el culto al ocio, la agresiva competitividad,...y por si algo faltaba ahí están : el alarmante paro, la pesimistas perspectivas de futuro para la juventud mayoritariamente no acostumbrada al esfuerzo y sacrificio, la falta de ejemplaridad ciudadana de muchos representantes del pueblo a cuyo servicio deberían estar...y paramos de contar. Un coctel explosivo a base de ingredientes desquiciantes que, para preservarnos de él, requiere pedir turno para el ocupado psiquiatra, o ir al director espiritual que, por falta de clientela, gastadas tiene las cuentas del rosario.
¿Cómo intentar evitar que los mal intencionados alquimistas del alma prostituyan nuestra condición de persona libre, obnubilen la capacidad de discernir y elegir? No es fácil la solución; por de pronto, en silencio, examinar el entorno, ver cómo nos influye y cruda introspección. A los demás se les puede engañar, la verdad sobre uno mismo solo la puede conocer el que se sincera con su conciencia. El conocimiento de esa verdad personal, es el primer paso para aproximarse a la VERDAD y con ella enfrentarse, sin complejos. al MAL.
No hay comentarios:
Publicar un comentario