Se han celebrado diversos actos conmemorativos de la Constitución promulgada en Cádiz el 19 de Marzo de 1.812, conocida como “La Pepa” por coincidir dicha fecha con la de San José. Lo cierto es que duró poco y tanto ella como las buenas intenciones que la presidían, las liquidó por primera vez el Rey felón Fernando VII y eso que le llamaban ¡el Deseado!
Decretado su articulado “En el nombre de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, autor y supremo legislador de la sociedad”, como concesión liberal al caciquismo, aristocracia e influencia clerical de entonces, algunos de sus enunciados generales rezuman patriotismo e idealista voluntariedad . De ahí que en su redacción quedasen escritos literales como:
”La Nación española es libre e independiente, y no es ni puede ser patrimonio de ninguna familia ni persona”
“La soberanía reside esencialmente en la Nación, y por lo mismo pertenece a ésta exclusivamente el derecho de establecer sus leyes fundamentales”,
“La Nación está obligada a conservar y proteger por leyes sabias y justas la libertad civil, la propiedad y los demás derechos legítimos de todos los individuos que la componen”,
“El amor de la Patria es una de las principales obligaciones de todos los españoles, y asimismo el ser justos y benéficos”
Bien pudiera obedecer su corta duración al empeño de unos utópicos idealistas en soñar y diseñar las líneas maestras, avanzadas por entonces, para una convivencia nacional en libertad, justicia, igualdad y tolerante respeto.
Bastante difiere de la actual Constitución (6-12-1978), que podría ser la llamada “La Nicolasa” por el santoral del día, susceptible de ser interpretada a la carta, igualmente válida para un roto que para un descosido y que puede saltarse a la torera sin que pase nada. ¡Bueno!, depende de quién se la salte, le dé el capotazo, banderillee, entre a matar o la apuntille.
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