Hemos leído hoy que las eléctricas españolas quieren subir nuevamente las tarifas, por lo que la repercusión en el recibo de la luz, efectuado en dos fases. supondría un incremento final entre el 15 % y el 20%, si lo aprueba el Ministerio de Industria. Alegan sobre la multimillonaria deuda que se les debe, las elevadas inversiones en proyecto y la disminución de ingresos aunque siguen ganando.
Sin entrar en el fondo del asunto para lo que no estamos capacitados, la curiosidad nos mueve a preguntarnos de dónde procede la deuda. En principio nos extraña que seamos los usuarios particulares los deudores, porque de serlo te cortan la luz, ya sea la de casa, comercio, taller o empresa, para lo que no se andan con remilgos. En todo caso, si te mandan el aviso o requerimiento previo, suele saldarse la deuda con prontitud por la cuenta que te trae, ya que las eléctricas no suelen ser condescendientes con los morosos particulares.
Dando por supuesto lo anterior, cabe deducir que el mayor grueso de los deudores serían las Administraciones, Instituciones y Empresas públicas, como el mare magnum de centros de ellas dependientes, y dado que los dirigentes de las mismas no responden a título personal( sean Gobierno central o autonómicos, Ayuntamientos, Diputaciones, etc.) tendríamos que pagarlo los de siempre como disfrazado nuevo impuesto.
Sabemos la poca diligencia que, en general, tienen las Administraciones en el uso responsable de la luz, porque aunque ilumine el entorno permanece a oscuras el cuarto de los contadores; pero también conocemos la voracidad de eso que llaman multinacionales que equiparan el ganar menos con el perder. Aquellas y éstas se precisan, se ayudan. Siempre hay sillones reservados en los altos consejos de administración para destacados políticos en declive.
Si hemos errado en lo expuesto es debido a nuestras pocas luces; mala intención no ha habido. Por no entender no entendemos ni el recibo de la luz.
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