jueves, 6 de septiembre de 2012

A TRAGAR CON EL MENÚ.

 

El personal corriente y moliente, afectado en diversas formas por los efectos de la crisis económica, tiene justificados motivos para el descontento por no ser responsable del desaguisado creado por otros. Lo deleznable es la demagogia populista de la izquierda dirigente en general y el irredento victimismo de los nacional-separatistas para, aprovechándose del infortunio y el malestar echar miserablemente, los de la zurda,  leña al fuego excitando los ánimos ya de por sí bastante caldeados y los independentistas abriendo las espitas del purulento anti españolismo.

En común, un fin: seguir chupando de la teta, desalojar a un Gobierno legítimo y exprimir las ubres secas de papá Estado; pese a los desaciertos que pueda haber cometido aquel en su tarea de intentar remediar el cataclismo creado por el que le precedió y poner coto, sin la necesaria determinación, al desmadre autonómico.

Ejemplos de la desvergüenza, en demasiadas ocasiones claramente ilegales, se ven a diario ; a ellos nos hemos referidos en anteriores momentos y no es cuestión de repetir la misma cantinela con el intento fallido de poner puertas al campo abierto de la impudicia. Tema menor, en este caso esperpéntico por falsario, fue la presencia de Alfonso Guerra, ex vicepresidente del Gobierno socialista de Felipe González, en la reciente fiesta minera de Liezmo.

Allí acudió el " latinista", como le llamaba el inolvidable Jaime Campmany, pañuelo rojo al cuello con puño cerrado en consonancia, diciendo las " gracias" propias de su viperina lengua con su toquecillo revolucionario llamando a la lucha. Por un día dejó atrás su aburguesada vida sevillana y las tierras andaluzas que desde años antes devino en cortijo socialista, corrompiendo conciencias y comprando voluntades.

Su hermano Juan, cual mayoral y entre "cafelito y cafelito", intermediaba en prebendas y favores . Se instituyó nuevo califato que continúa. Quien nunca utilizó otro pico que el lingual, echó mano de su recurso en farsa teatral para enardecer a la audiencia minera en contra del Gobierno. Su ex jefe, González, desde las alturas próximas al poder económico, lo observa con desdén mientras se fuma un habano.

El presente es amargo y demasiados hay que quieren prolongar la agonía aunque el común se vista de luto. Es el único modo que los demagogos tienen para brillar a costa de las desgracias del pueblo, son inmunes a las desventuras ajenas con las que dicen comprometerse y querer aliviar.

Pero, en fin, hace años que ingenuamente se depositó la confianza en los chefs de cocina para que hicieran el menú y ya se ha visto el resultado: " si quieres te lo comes y si no lo dejas, no hay otro plato". Pues eso, a tragar. ¿ Hasta cuándo?, "¿chi lo sa ? ".

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