" Primavera Árabe", la que no tenía visos del florecer de los almendros y más bien parecía que sus frutos serían amargos. Los resultados los estamos viendo: "ir de Guatemala a Guatepeor" debido, en gran parte, al fanático fundamentalismo islamista radical tan alejado de la moderada interpretación coránica. "Primavera" que contó con el apoyo de algunos países occidentales movidos por intereses petrolíferos y geoestratégicos que, vanamente, se quiso vender como un intento de implantar regímenes democráticos.
Ahora hay rasgar de vestiduras por el incendio de la legación norteamericana en Libia, causando la muerte del embajador y otros funcionarios allí destacados, precedida por el asalto a la ubicada en Egipto. La furia contra el enemigo "infiel" va extendiéndose a otros lares en los que predomina el Islam o está arraigado, afectando a embajadas y lo último, que sepamos, es el incendio del obispado e iglesia católica siria en Homs. El pretexto esgrimido para tan salvajes desmanes es la difusión de un vídeo irrespetuoso con el profeta Mahona. ¡ Qué vamos a hacer!. peores agravios se han visto para quien fue mucho más que profeta, Jesús, y la indignación producida se ha llevado con resignación cristiana. Las reacciones marcan la diferencia entre la piedad y la ciega venganza .
Por supuesto que tales atrocidades y el fanatismo que las impulsan merecen todo nuestro repudio, como también criticamos a los que han guardado silencio y pasividad ante el martirio de millares de cristianos que en pleno siglo XXI se está produciendo por el simple hecho de profesar su Fe. En cualquier caso, nunca es lícito ofender las creencias religiosas de nadie ni imponerlas a otros.
Bajo el amparo de la doctrina que justifica la intervención en donde se violan los derechos humanos, se actúa o no según los respectivos y distintos intereses; el último ejemplo lo tenemos en Siria donde se matan entre sí. Si al final algo cambia, es muy posible que no sea a mejor. Muchas han sido las veces que queriendo Occidente "ir a por lana, salió trasquilado". Este no es el supuesto de los que, a cambio de nada, andan por el mundo para aliviar las miserias de los más pobres y necesitados; no se mueven por egoísmo ni espurios intereses, solo los guía el desprendimiento.
Lo de la "Alianza de civilizaciones" fue, en el mejor de los casos, un buenismo laicista de supina ingenuidad. No se puede unir lo que es diferente, ya sea por tradición, religión y patrones culturales. Si, encima, religión y política se funden las dos en una, y por guinda lleva el ciego fanatismo, es para salir por piernas y decir "con su pan se lo coman". El mundo es como es y no como nos gustaría que fuese, aunque es loable el aspirar a que funcione mejor.
El papa Benedicto XVI, se encuentra de visita apostólica en el Líbano llevando por lema "Pax Vobis". Llamará a la conciliación, al mutuo respeto, a la paz entre los hombres y entre las naciones, alentará a los cristianos perseguidos para que no abandonen y sean perseverantes . Es el representante en la tierra de Jesucristo, hijo de Dios. Único Dios de cristianos, musulmanes y judíos que es AMOR y donde éste reina no tiene cabida la violencia, el odio ni el rencor.
Ansiamos que sus palabras caigan en tierra fértil, pero mucho nos tememos que también vayan a parar a algunos trozos de campo estéril. Allí está el Papa con su magisterio, fe y edad a cuestas, propugnando la libertad en tolerancia como modo de conseguir el buen entendimiento entre cristianos y musulmanes. Líderes religiosos musulmanes le recibieron sonrientes al estrechar su mano en señal de bienvenida. Tal estampa nos gusta. Ojala fuera el símbolo esperanzador de una andadura en la consecución de la ansiada paz y de tal modo fuera vista e interpretada por los duros de corazón.
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