Hace poco, a las 19,07 horas, ha salido la “ FUMATA BIANCA “ y ha empezado el repique alegre de las campanas del Vaticano. Aún sigue saliendo el humo blanco y las campanas no cesan en su canto al cielo. La plaza de San Pedro, abarrotada de gente, es un océano de voces gozosas, saludos eufóricos de manos levantadas y ondear de banderas de diversos países. Ya tenemos Papa.
Se está a la espera de que el protodiácono diga el “ Annuntio vobis gaudium magnum, habemus Papam” y manifieste al mundo el nombre del nuevo Santo Padre que, a continuación, saldrá al balcón para saludar a la enfervorizada concentración e impartir la bendición “urbi et orbi”.
Se oyen los sones de música de la banda del Vaticano y la de los carabinieri. Se ve desfilar por la plaza de San Pedro a los músicos, a la guardia suiza, a más uniformados,….que se dirigen a la Basílica, situándose en perfecta formación a sus pies. Suenan himnos oficiales y no cesan los saltos, saludos y las voces de “ Viva el Papa”.
Los comentaristas de televisión no disimulan su contento, ni se atreven a pronosticar cuál es el nuevo Papa, aunque tienen las biografías a mano para profundizar en detalles sobre la figura del electo una vez se dé a conocer su nombre. Los cámaras graban las imágenes que quedarán registradas para la historia.
En Castel Gandolfo, el Papa emérito también está conmovido y pendiente del televisor, dando gracias a Dios y pidiéndole que no deje de asistir al Primado de la Iglesia.
A las 20,12 h. el protodiácono hizo el esperado anuncio: el cardenal Jorge Mario Bergoglio es el nombre del Papa, que adopta el de Francisco. Aparece el nuevo Papa, es argentino y a partir de ahora Pastor universal de la Iglesia. Su semblante es sereno, mira dulcemente a la gente que le aclama enfervorizada.
Su pensamiento se dirige hacia el Papa emérito Benedicto XVI e invita a la multitud de congregados a que se le unan en rezo por quien fue su inmediato predecesor; así se hace, todos en comunión. Antes de impartir la bendición papal rogó para que rezaran por él.
Al retirarse Francisco I, se había ganado a la comunidad católica. Fue la primera imagen del nuevo Papa que empezó diciendo buenas tardes, y con un toque de humor y evidente humildad añadió que, con tantos cardenales de más cerca, habían tenido que ir a buscar a uno de casi el final del mundo.
¡Bienvenido, Papa Francisco !
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