jueves, 4 de julio de 2013

ESPERPENTO Y GOLPE DE ESTADO.

 

Sin apenas solución de continuidad hemos asistido al esperpento por los incidentes con el vuelo, procedente de Rusia, que llevaba al presidente de Bolivia, Evo Morales, de vuelta a su casa, y al golpe de Estado en Egipto.

Lo primero, chapuza. Se negó por Francia, Italia y Portugal, el sobrevuelo del avión  por las sospechas, no aclaradas, de que en él iba embarcado el fugitivo espía americano, Edward Snowden, reclamado por su país, teniendo que desviarse a Austria en donde aterrizó, permaneció unas doce horas y se comprobaba que dentro del avión no estaba el pajarito. Puestos a elucubrar, alguien podría justificarse diciendo que saltó en paracaídas antes, emulando a James Bond.

Pero, bromas aparte, ¿ no hubo tiempo y medios para verificar si Snowden seguía en la zona de tránsito del aeropuerto moscovita en donde se dice que está ? o, volviendo al humor, ¿ acaso fue visto en Rusia entrando en el avión de Evo Morales disfrazado de pantera rosa?. Lo cierto es que, al margen de incumplirse las consensuadas normas en los viajes de los altos mandatarios, imprudentemente se ha ofendido al pueblo boliviano, a su presidente y, por extensión, a otras naciones latinoamericanas. Cuesta creer tanta torpeza, a no ser que el esperpento hubiera sido inducido para otros fines. De momento el cante ha sido sonado.

Lo segundo, el golpe de Estado protagonizado por los militares en Egipto, destituyendo y arrestando al presidente Mursi, suspendiendo temporalmente la Constitución, disolviendo el Parlamento y nombrando un nuevo Presidente, que formará Gobierno, a la espera de elecciones generales anticipadas. La desastrosa situación económica, el auge e influencia de los islamistas- Hermanos musulmanes y salafistas- en la vida político, social y religiosa, la acumulación de poder por parte de Mursi, la discriminación de laicos y reiteradas persecuciones de cristianos, y el desoír las demandas de gran parte de la población, parecen ser las causas principales que lo han motivado.

Juzgar con parámetros culturales occidentales lo que ocurre en otras áreas que los tienen distintos, incluido el concepto de democracia, es tarea harto difícil, como lo es también trata de exportar e implantar nuestro sistema de valores. Irak, Afganistán, Siria, el Magreb, las " primaveras árabes", el Sahel y otros enclaves africanos,... lo evidencian. Las cosas, a menudo no son como nos gustarían que fuesen, y para tratar de entenderlas hay que ponerse en la mente y en la piel de los demás.

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