Ayer terminó la JMJ- Río 2013; la semilla ha sido sembrada y dará frutos. Oración, sacramentos y servicio a los demás deben ser la guía de la nueva evangelización, según dijo el Papa Francisco. Sin cortapisas, fue claro y directo en sus diversas alocuciones. Formuló preguntas para que cada uno las contestara en silencio desde el corazón, insistiendo en el valor de lo trascendental y en el tentador señuelo que emboba y conduce a entregarse a lo material y a los efímeros placeres mundanos
En intervención tras otra, desgranó los males que azotan al mundo, originados por la falta de Justicia y Amor, estimulando a vencerlos desde la conversión interior y el compromiso y testimonio de la Cruz. No se puede ser cristiano a tiempo parcial ni desentendiéndose de los problemas ajenos, en especial de los que más sufren, sino que la renovación interior tiene que ir acompañada de la misericordiosa acción como nuevos cirineos en un clima de fraternal alegría.
Valientemente, llamó a los pastores de la Iglesia a desprenderse de actitudes y artificios nada ejemplarizantes, abrirse a la gente y a cuidar mimosamente del rebaño que tienen encomendado. También se refirió a que los gobernantes de las naciones están para servir y no para ser servidos, debiendo buscar la justicia social, la eliminación de discriminatorias desigualdades y proteger los derechos fundamentales de todas las personas.
Con su característico estilo cercano de sencillas palabras, recurriendo a términos populares y a metáforas al alcance de todos, llegó al corazón de los jóvenes y al de muchos mayores que, por motivos diferentes, lo tienen encallecido. Es un signo de esperanza el haber visto a muchedumbres enfervorizadas que alternaban, según el momento, el ímpetu alegre con el sobrecogedor recogimiento y ojos empañados de lágrimas por la honda emoción. Difícil fue el no sentirse contagiado por tales vivencias, aun contemplándolas desde el televisor, y no ser presa de sana envidia.
¡ Juventud !, al regreso a vuestros hogares propagad lo que vísteis y sentísteis, sed los discípulos que ayuden a transformar este mundo tan alejado de Dios, sed sembradores de la Paz y el Bien proclamado por Francisco de Asís. Sois ovejas predilectas, las descarriadas y las que no conocen a Jesús necesitan el calor del redil. Que con vuestra lozanía ayudéis a los pastores a ir en su búsqueda y si por el camino aparece algún airado lobo, vuestros cánticos alegres lo amansarán cuando le llaméis hermano.
Finalizó con éxito grandioso la JMJ en Río de Janeiro. El Papa emérito, Benedicto XVI, desde su retiro ha estado presente de espíritu con sus oraciones y, a buen seguro, habrá gozado de íntima complacencia. El Papa Francisco ha anunciado que la próxima, en 2016, será en la tierra natal de Juan Pablo II, Cracovia. Justo tributo al Papa que fue tan amado y a una nación, Polonia, de tan arraigadas tradiciones y fe cristianas.
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