Dentro del inmenso dolor por la tragedia del accidente ferroviario de Santiago, hubo cierto alivio, si cabe, al ver recuperada la unidad de todo un pueblo ante la fatal desgracia que no era utilizada con fines políticos. ¡ Vana ilusión !. Los carroñeros permanecieron agazapados por poco tiempo y no tardaron en mostrar sus garras, hipócritamente enguantadas con el demagógico discurso populista que, salvando las distancias por la pérdida de vidas humanas, hace recordar el que esgrimieron con el " Nunca más".
¡ Qué poco dura la alegría en casa del pobre !, reza el refranero. Trasladado al caso concernido se puede interpretar como lo corta que ha sido la satisfacción por las unánimes condolencias y los silencios respetuosos y responsables; hay quienes pretenden enmarañar y llenar de zozobra al pueblo español que aún tiene las heridas abiertas por el luctuoso suceso. Tales individuos, grupos y organizaciones son consumados expertos en la desinformación y la manipulación; intoxican a la opinión pública y utilizan cuanto está a su alcance con tal de zaherir a quien consideran, en su sectaria obsesión, como enemigo a batir.
¡ Cómo no desear que accidentes como el referido no se repitan ! Para averiguar las causas que permitan incrementar los niveles de seguridad, en constante revisión y puesta a punto, están las investigaciones y pericias en curso. Los procedimientos de mejora de las compañías comprometidas con la excelencia, calificación otorgada internacionalmente a la industria española del ferrocarril, son decisivos para la ínfima siniestralidad que las estadísticas ofrecen. Dadas experiencias anteriores, ningún aporte positivo puede salir de una Comisión de Investigación Parlamentaria propuesta por ineptos en la materia y duchos en armar líos.
Que investiguen y hablen los que saben; quien quiera bañarse en el color rojo que vaya a la divertida "tomatina" de Buñol el veintiocho de Agosto. Dicen que desestresa y aplaca los nervios, a algunos les vendría bien. Aunque hay males, como el que inspiró la insultante y purulenta viñeta publicada en el diario catalán " Punt Avui " por el accidente de Santiago, que no tienen cura. El permanente odio es uno de ellos.
Todo lo que le ocurre al pueblo español se lo debemos a los "maravillosos" políticos que tenemos. Cría cuervos y te sacarán los ojos; siembra vientos y recogeras tempestades.
ResponderEliminarElevo mis oraciones por los fallecidos y sus familias y por la pronta recuperación de los heridos. España está de luto,lo que por desgracia a muchos les satisface. ¡Viva España!
Me sumo a tu comentario
EliminarSaludos
Hay un refrán castellano que dice que nadie es más tonto que quien tira piedras contra su propio tejado.En España,si volaran los que tiran piedras contra su tejado taparían el sol.
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