Las carencias materiales de nuestras FFAA están a la orden del día, aunque se dispone de algunos medios con tecnología avanzada y para diversas prestaciones. Por la discreción que caracteriza a nuestros militares no suelen trascender los fallos y limitaciones; pero afectan a su operatividad que, regularmente, se suple, además de su buena preparación, con la vocación, el ingenio, el valor y la vergüenza torera.
La defensa nacional y el cumplimiento de los compromisos adquiridos con los aliados, son motivos más que suficientes para estar a la altura que cabría esperar. Se está, y con elevada nota, en el aspecto humano, con lo que queda a salvo el pundonor; pero la falta de medios se nota, incluso, en la adquisición de repuestos, en el mantenimiento, en la frecuencia deseable de los ejercicios prácticos y en las maniobras que deben acompañar a todo ejército moderno.
Parte del material del que se dispone es obsoleto, el resto es aceptable para una hipotética situación de estricta defensa del territorio nacional. Sin embargo, la reacción a ejecutar más allá de nuestras fronteras, por la agresión procedente de un entorno geográfico próximo, se vería condicionada temporalmente a nuestras capacidades. Ante una confrontación de este tipo, se tendría que recurrir a la colaboración de los amigos y aliados; pero, ya se sabe, que éstos pueden ser cambiantes o neutrales a tenor de sus intereses circunstanciales.
Nuestras FFAA gozan de alta estima en el interior y de reconocido prestigio en el exterior. El espíritu castrense destaca por la disciplina, el sacrificio, la austeridad y nobles ideales. Aún en tiempos de crisis, los recortes no deberían de afectar tanto a la salvaguarda de la Patria. Es uno de los pocos bastiones que queda de la dignidad nacional.
No hay comentarios:
Publicar un comentario