viernes, 29 de noviembre de 2013

TRAPACERÍAS EN LA UGT ANDALUZA.

 

Desde tiempo se palpaba en el ambiente la supuesta mangancia "dineril" de la UGT, pero no hasta el extremo de lo que apuntan los medios. De confirmarse judicialmente lo que se publica, con profusión de datos, sobre lo acaecido en las cúpulas y aledaños del cortijo obrero andaluz, quedarían oscurecidos los bandoleros que camparon a sus anchas por aquellas tierras.

No utilizan el mismo embozo, no otean desde los riscos, ni utilizan el trabuco vetusto, los que dirigen la batuta obrera de la famélica legión. Y es que, como decía D. Hilarión en La verbena de la Paloma: " Los tiempos adelantan que es una barbaridad". Van a cara descubierta en descarada prepotencia, se mueven con soltura entre despachos oficiales y empresas, y su arma, además de la caradura y la charla " convincente", es el portafolios repleto con papeles del engaño.

Tampoco comen en ventas emplazadas a la vera de sinuosos y polvorientos caminos, ni echan mano del zurrón y la bota de vino a la sombra de un árbol o al refugio de una cueva. Ocupan mesas surtidas con exquisitos manjares y excelentes caldos, en afamados restaurantes.

Todo esto y más, conforma el culebrón seriado que cada día destapa un nuevo escándalo. Pese a ello, siguen recibiendo el chorreo millonario en subvenciones por parte de la Junta de Andalucía. Debe de ser por lo bien que allí funciona la teoría de los vasos comunicantes. Pero quien paga es el esquilmado contribuyente, y los que sienten vergüenza ajena son los trabajadores y los sindicalistas honrados que han sido defraudados por las incalificables andanzas y tejemanejes atribuidos a tales sujetos.

Se conocía lo del poder sindical, tan temido por Instituciones y empresas que lo hacía intocable. Ahora está saliendo a la luz la cara oculta del mismo. Que nadie ponga la vela debajo de la mesa. Hace falta poner al descubierto y castigar las trapacerías comprobadas en ese u otros sindicatos, y que, en los contaminados, surjan nuevos líderes que realmente velen por los intereses del trabajador responsable, conciliándolos con el del empleador justo.

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