miércoles, 13 de noviembre de 2013

LA LENGUA COMÚN Y LAS AUTÓCTONAS.

 

El lenguaje, vía de comunicación y de relación con los demás, sirve como elemento de unión a quienes utilizan el mismo idioma. Surge del habla popular; con el tiempo es objeto de mutaciones, por incorporación de nuevos modismos y vocablos que se generalizan con su uso, hasta ser aceptadas gramaticalmente como correctas en su vertiente oral y escrita.

No hay idiomas " químicamente puros"; todos reciben influencias de otros y se enriquecen en ese proceso de retroalimentación. En un mismo país, el idioma oficial común puede presentar ciertas peculiaridades en algunas de sus regiones; incluso en las naciones que tienen varios suele ser uno el predominante. En el caso de lenguas vernáculas, propias de una región, se pueden observar singularidades distintas en algunas de sus comarcas o enclaves determinados.

En cualquier caso, pese a los posibles matices diferenciadores, todos los que usan la misma lengua, sea ésta la común del país o la particular de una región, se entienden al utilizarla; siendo frecuente que comprenda la autóctona de una región el que, sin haber nacido ni crecido en ella, vive en la misma desde tiempo. Esto ocurre con muchos castellano-parlantes de origen que llevan años residiendo en una Comunidad Autónoma que también tiene su lengua propia, cooficial con el idioma común: el castellano, también denominado español y especialmente en el extranjero. Sea la común o la autóctona de una región, todas son lenguas españolas.

Parece ocioso recordar a estas alturas que, según establece la Constitución, todos los españoles tienen el deber de conocer el castellano- lengua oficial del Estado- y el derecho de usarlo, y que nadie puede ser discriminado por razón de la lengua que hable.

Por tanto, no debería ser la utilización del castellano o de las demás lenguas cooficiales, aunque respecto a éstas no viene ocurriendo, causa de veto, crítica o censura. Tampoco es admisible que una Comunidad, con lengua cooficial propia, pretenda con su expansionismo implantarla en otra. La lengua debe servir para cohesionar, no para enfrentar. España tiene su riqueza idiomática: el español o castellano con proyección mundial y unas minoritarias muy bellas, tanto insulares como en la península.

Parafraseando se puede decir: El castellano en la casa de todos y cada autóctona en su casa.

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