sábado, 23 de noviembre de 2013

EL PESO DE LA ALFOMBRA.

 

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Se mire por donde se mire, esta democracia a la española no funciona como debería. La vigente Constitución proclamó grandes principios; pero como del dicho al hecho va un trecho, hay que atenerse a la realidad de los últimos años que tantas expectativas ha defraudado. Salvo el corto paréntesis de sus inicios, en el que prevaleció el consenso y el espíritu de reconciliación para no volver a las andadas, los poderes del Estado, tanto los clásicos de Montesquieu como los fácticos- el militar dejó de serlo tras el fallido golpe del 23 F- han venido interpretando a su particular sentir y conveniencia el diseño democrático, convirtiendo muchos de los preceptos constitucionales en una entelequia, y buen número de los llamados a controlar los poderes se han convertido en su correa de transmisión con demasiada frecuencia.

Cuando se pisa la acolchada alfombra decisoria y de influencia a distintos niveles, y por supuesto el político y el sindical, todos quieren apropiarse de ella y mantenerse en la misma, sin reparar en el pueblo que sufre sobre sus espaldas los pisotones que unos a otros se dan, en esa permanente pugna por el disfrute de la moqueta dorada. Y eso que ésta, por amplia y generosa, da cabida para muchos; pero a base de jirones acaba hecha unos zorros Si algún osado trata de pasar la aspiradora para limpiar los polvos que se esconden en sus bajos, corre el riesgo de tragárselos.

Cuando se levantan destacadas voces, de diverso color, críticas con la degeneración democrática y la falta del verdadero patriotismo que fundamenta la unidad de acción en las grandes cuestiones de Estado y la indisolubilidad de la Nación española, resulta reconfortante. Sin embargo, tristemente, cabe sospechar que claman en el desierto.

La mayoría sufriente que sostiene la alfombra desfallece y cae asfixiada por lo mucho que ésta pesa. Tal vez, algunos que bailotean sobre ella sobrevivan; pero no por mucho tiempo por la caducidad de la vida. Sería preferible que el tapiz, limpio de polvo y paja, sirviera para alargar la de todos- los de arriba y los de abajo- en condiciones dignas y justas que permitan adecentar la fachada y el interior de la casa.

2 comentarios:

  1. .¿Es que no hay manera de terminar con gran parte de la corrupción volviendo a la separación de poderes?¿Cómo van a juzgar los jueces a los que les nombran con independencia?Ahora,en España suele resultar rentable vulnerar la ley perjudicando a los demás.

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  2. Es correcto todo lo que se expone en el artículo, pero lo peor es que no hay voluntad de corregir o remendar los huecos porque no hay consenso posible, ni unidad, ni patriotismo, ni nada que se le parezca. Es vergonzoso ver diariamente como lo que menos importa es el bienestar de los españoles y de España; sólo interesa el acomodo y beneficio de la clase política y sus secuaces.

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