domingo, 7 de marzo de 2021

POR UNA NUEVA EVANGELIZACIÓN

  

Contrasta el empeño del Gobierno en expulsar a los monjes benedictinos del Valle de los Caídos con la aparente escasa o nula oposición de la jerarquía católica para que ello no se lleve a cabo. Prescindiendo de los aspectos jurídico-legales, que pueden avalar o rechazar tal pretensión, cabe preguntarse el porqué de la misma. La respuesta podría ser la laicidad beligerante del Ejecutivo contra el hecho religioso cristiano y los sentimientos derivados de éste, además de la asociación, a estas alturas, del monasterio con el extinto franquismo, olvidando que los monjes han elevado siempre sus plegarias, y continúan haciéndolo, en sufragio de los muertos de los dos bandos de nuestra última guerra civil enterrados allí.
 
La persecución que sufrieron los cristianos en Irak, por parte de los yihadistas, nos hace recordar la padecida por los católicos, simplemente por el hecho de serlo, durante la contienda fraticida antes citada. El Papa está abogando estos días en su viaje a aquel país por la reconciliación y el perdón. En España se llevó a cabo durante la transición a la democracia, siendo perverso que se reabran las heridas que ya estaban cicatrizadas.
 
Sorprende agradablemente la fortaleza y Fe de los pocos cristianos que quedan en Irak, país mayoritariamente musulmán, mientras que causa tristeza la paulatina descristianización del nuestro. El propósito de desalojar a los monjes del Valle de los Caídos se puede considerar como una gotita más, aunque algunos la consideren irrelevante. Precisamos una nueva evangelización. 

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