Es habitual que Nicolás Maduro descalifique y amenace a países democráticos y Organismos internacionales que no reconocen su legitimidad como presidente de Venezuela, y condenan los métodos represivos-totalitarios que aplica a los venezolanos disidentes o disconformes con su forma tiránica de gobernar. Tampoco España reconoce tal legitimidad, pero nuestro Ejecutivo parece tener cierta condescendencia con el bravucón en cuestión, basada principalmente en la influencia y presión de los “ podemitas “, que cogobiernan con el socialismo “ sanchista”, además de la” mediación “ oscura que realiza Rodríguez Zapatero en la República Bolivariana.
La visita oficial que nuestra
ministra de Asuntos Exteriores, González Laya, realizó recientemente a Cúcuta (
Colombia), para comprobar la situación en la que están siendo acogidos allí
miles de refugiados venezolanos, fue considerada por el miserable Maduro como
una “ agresión “, anunciando airadamente que iba a “ revisar a fondo toda la
relación” con España. Puede revisar lo que quiera, pero el hecho es que millones
de venezolanos abandonan su país en busca de seguridad y condiciones de vida
dignas. Mejor haría en someterse a una revisión psiquiátrica, hacer un cursillo
acelerado de lo que es democracia, no dirigir un narco-Estado y dejar de
subyugar a los venezolanos.
La reacción de Pedro Sánchez, que no se
producirá, debería ser cesar a los ministros “ podemitas “, por el bien del
propio Gobierno y por España, pues son infiltrados y espías del chavismo
bolivariano, a la vez que una rémora para la acción gubernamental y fuente de
confrontación permanente con los ministros más sensatos y prudentes.
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