Las disensiones puntuales entre la anterior
dirección del Partido Popular y la actual son perjudiciales, en el caso de
cronificarse, para que Núñez Feijóo pueda alcanzar una mayoría absoluta en las
próximas elecciones generales y poder llegar a ser Presidente del Gobierno sin
otros apoyos.
En el PP hay distintas sensibilidades, no siendo
monolíticos los diversos pareceres, los mensajes lanzados, las tácticas a
seguir, como tampoco si las prioridades sobre la economía conllevan una dejación
de la ideología. Ambas pueden ir de la mano, siempre que se tengan los
principios, los fines y la forma de conseguirlos. Los electores reales y
potenciales de esta formación quieren claridad, fiabilidad, solvencia y unidad,
y recelan de los virajes cambiantes.
De Núñez Feijóo se destaca su tono moderado y
actitud tranquila, avalándole su experiencia
como gobernante y conocedor de los entresijos de la Administración, por las
cuatro mayorías absolutas que cosechó en Galicia. Pero cada territorio
autonómico, provincial y local tiene sus peculiaridades, además de que las
coyunturas, reales o sobrevenidas, pueden condicionar muchas expectativas
favorables. Hay quienes le achacan veleidades social-demócratas y aprensión
hacia VOX, que últimamente parece inclinarse por moderar su discurso. Ambos
partidos, constitucionalistas e identificados con la unidad de la Nación,
deberían centrar sus esfuerzos en eliminar las asperezas entre ellos y fijar su
atención preferente en lo que les une. ¡ Por España, sus raíces cristianas,
riqueza cultural, el bienestar común y su lengua universal!, que no deben ser
puestas en almoneda.
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