¿ Hay que creer en la teoría del Nuevo Orden
Mundial, transformadora de las sociedades ? ¿ De un modelo de civilización
diferente que crea las condiciones para reducir la natalidad, modelos
productivos distintos, fomento de la inmigración descontrolada, control y acopio
de la riqueza por unos pocos, promoción de gobernantes como meros títeres
instrumentales, que implementen los planes diseñados por dicho Nuevo Orden,
tendentes a que los individuos sean sumisos, se habitúen a conformarse con lo
que “ generosamente “se les da u obtienen con su trabajo y, en definitiva, que
crean que son libres, cuando en realidad son “ esclavos “ de un omnipotente y
desconocido “ patrón “ ?
A la cuestión planteada, que muchos afirman ser
cierta, y cuyos diseñadores son un grupo de súper poderosos, entre los que se
mencionan siempre a los Rothschild, los Rockefeller, los Morgan, a Soros, a
algunos Organismos Internacionales, integrantes todos de un “ contubernio
judeo-masónico “, que mueve los hilos del Mundo, es difícil de responder sin
riesgo a equivocarse, ya dándola por buena o, por el contrario, caer en el
círculo de la conspiranoia infundada. En la Historia y sus civilizaciones
hubo siempre cambios, pasajes oscuros, avances y
retrocesos, enfrentamientos violentos y periodos de paz, épocas de carestía y de
abundancia. Pero siempre, de una forma u otra, hubo esclavismo, así como
imperios dominantes, decadentes y extinguidos.
Sea verdadero o falso lo del Nuevo Orden, con los
fines perversos que se le atribuyen, lo cierto es que el tablero geoestratégico
mundial está cambiando. Ya se verá cómo “ acaba la fiesta “. De momento, no es
alentadora ni pinta bien. Y a pagarlo, como siempre, “ poca ropa “.
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