lunes, 22 de agosto de 2022

PERSECUCIÓN RELIGIOSA EN NICARAGUA

  

 
 

Contra la persecución católica en Nicaragua, emprendida por Daniel Ortega, presidente de dicha nación, procede denunciarla y condenarla. Este sujeto no es la primera vez que actúa contra la Iglesia y sus presbíteros, así como contra los medios de comunicación dependientes de la misma, los centros de culto, las prácticas y las órdenes religiosas. Es un dictador comunista- populista por definición, que considera como enemigos a las personas, Instituciones y asociaciones que claman contra las injusticas del mentado país y la falta de libertades, al propio tiempo que ayudan a los pobres y desvalidos, y se solidarizan con los perseguidos por el régimen sandinista, que es el causante de las desdichas que afligen a Nicaragua. Su afán represor le ha llevado también a ordenar la detención de sacerdotes, al obispo Rolando-José Álvarez y a expulsar del país a las Hermanas Misioneras de la Caridad, fundadas por Santa Teresa de Calcuta, que, entre otras dedicaciones caritativas, cuidaban a los ancianos.

Damos paso al siguiente Comunicado: “La Conferencia Episcopal de Nicaragua, ante la situación que vive nuestro hermano en el episcopado, Mons. Rolando José Álvarez Lagos, queremos expresar nuestra fraternidad, amistad y comunión episcopal con él, ya que esta situación nos toca el corazón como Obispos e Iglesia nicaragüense, “Pues si un miembro sufre, todos sufrimos con él (1Co 2, 26). Además, manifestamos el sentir de nuestra Iglesia, que, por naturaleza; “proclama el Evangelio de la Paz, y está abierta a la colaboración con todas las autoridades nacionales e internacionales para cuidar este bien universal tan grande (Benedicto XVI, Discurso a la Curia Romana, 21 de diciembre de 2012)”, y así, juntos construyamos esa Civilización del Amor, de la que siempre nos habló el Papa San Juan Pablo II.  De cara al Congreso Nacional Mariano, invitamos al Pueblo Santo de Dios a elevar y ofrecer oraciones y rosarios a Nuestra Señora la Inmaculada Concepción de María, patrona de Nicaragua. Dado en la sede de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, a los siete días del mes de agosto del año dos mil veintidós.”

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