“ De buenas intenciones
está el infierno lleno”,
dice el conocido refrán.
Se puede extrapolar a que
vanas son las palabras
y las promesas empeñadas,
si no van seguidas de las
comprometidas y rectas acciones.
Cuando éstas se incumplen,
procede la rectificación y, tras
la caída, volverse a levantar.
Referido a nivel
humano en general,
y aunque medien buenos propósitos,
las diversas “ tentaciones ”
afloran,
pues el diablo no cesa de seducir y
acosar.
A las demoniacas inducciones hay que
hacer frente y derrotar.
Sirva lo escrito, como sencilla
aportación
a la reflexión cuaresmal.
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