Los pájaros se posan sobre la
escopeta,
bailando sobre su cañón,
de cuya boca sólo salen perdigones,
eludiéndoles y burlándose de ellos
hasta los
gorriones.
Los cazadores noveles y fanfarrones
vuelven con el zurrón vacío;
propagando como triunfos sus
fracasos.
De tanto mentir, ya no se les hace
caso.
Simulan planificar una montería
de caza mayor, careciendo de la
requerida munición y de la acertada
puntería.
El jefe de la cuadrilla lleva la voz
cantante,
repitiendo sus altavoces el argumentario del
mandante,
resumido en una palabra o corta
frase.
Gestos e imposturas, cuando para el cotarro
existente,
hace falta soltar la pasta sonante y constante,
y no quedar como farsante e
insolvente.
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