La ambición desaforada
del poder “ sanchista “
asalta las Instituciones,
compra voluntades,
favorece a sus altavoces,
e infecta la democracia real
con nauseabunda mugre amoral.
Atolondra a la población
con mendaz vesania,
actúa con interesada parcialidad
y nubla la verdad con la mentira.
Dejó tirada en la cuneta,
tras atropellarla, a la 
social-democracia.
La voluntad del conductor es seguir
al volante, cogiendo el desvío con 
baches,
cuya señal indica el camino a la 
dictadura.
Abróchense el cinturón de seguridad
y pónganse, si la llevan, la 
mascarilla;
la vía no es segura y el tubo de 
escape
suelta humareda negra.
¡ Ojalá, fuera sólo una mala pesadilla, y 
no
el “ mal fario sanchista “ de cada día !
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