Tres del Constitucional se quieren ir, han pedido la baja.Lo que tendría que desaparecer es el Tribunal en sí y pasar sus competencias a depender de una sala del Tribunal Supremo, al que ha enmendado la plana inmiscuyéndose en cuestiones ajenas según prestigiosos juristas. El TC, sala súper VIP de los altos recomendados de los partidos, ha saltado a la palestra más por sus decisiones escandalosas que por los aciertos. ¡Supremo garante e intérprete de la Constitución!, ¡tiene guasa la cosa! En cuestiones de Justicia, por encima del TS ningún otro órgano jurisdiccional debiera existir, e incluso al propio TS y demás órganos inferiores habría que blindarles contra todo tipo de injerencias, que “haberlas, haylas”. Este es el meollo de la cuestión, que los partidos quieren tener la Justicia bajo control.
Los tres clásicos poderes del Estado, legislativo, ejecutivo y judicial, ya se sabe cómo son percibidos por el pueblo. El tercer problema para los españoles son los políticos. Los recelos sobre la administración de la Justicia, por motivos distintos y a los que hay que sumar lo de jueces progresistas y conservadores, son evidentes y parecen justificados en muchos casos.
“ Montesquieu ha muerto” sentenció Alfonso Guerra hace años, y el alcalde llamado Pacheco dijo que la Justicia “es un cachondeo”. Demasiados hechos parecen corroborar ambas afirmaciones, sobre todo cuando se ventilan “altos” intereses, ensombreciendo el buen trabajo de tantos jueces modestos sin notoriedad pública ni deseos de tenerla.
La Justicia, con sus errores posibles, se administra en nombre del pueblo, por éste se demanda y en ella busca amparo. El resultado de los rifirrafes partidistas en el legislativo y el desgobierno de un ejecutivo a la deriva están al orden del día; prodigándose éste en granizadas de cantos rodados que te hielan cuerpo y alma. Con lo simple que resulta el “cúmplase la Ley y hágase Justicia” y aquí, retrocediendo en el túnel del tiempo, parecemos estar presenciando y sufriendo lo del film “Dodge City, ciudad sin Ley”.
En el País Vasco y parte de Navarra se enlaza esa película, en sesión continua, con el también reestreno de “Chicago, años 30” No recordamos quienes interpretaban los papeles de Sheriff y Federales respectivamente, pero los malos lo eran muchísimo. Si que conocemos muchos nombres, cuya relación se omite para evitar olvidos involuntarios, que se enfrentan en esa zona del Norte a la chusma anti española. A esas personas valerosas y a tantas menos o nada conocidas por el público, "marcadas" cual apestadas ante los del gatillo fácil, vaya nuestra admiración con un ¡ BRAVO!.
Para los momentos fáciles vale cualquiera y sobran voluntarios; en los de dificultades y peligros que parecen insalvables, es cuando surge un puñado de valientes patriotas encabezando el abierto banderín de enganche. Su ejemplo y el de los que les precedieron hasta la extenuación u ofrendando la vida, anima a alistarse.
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