¡Menudo miura! tendrá que lidiar Rajoy si, tras las próxima elecciones generales, le toca presidir el Gobierno de la Nación. Se precisa valor, temple, y vergüenza torera para no arrojar el capote y salir corriendo del coso. Pongámonos en su lugar quienes, no siendo duchos en esas lides, hemos asistido como espectadores a alguna corrida; pero él ha toreado en muchas plazas con ganaderías de diferente pelaje.
Si hace lo que debe y de él se espera, tendrá que coger al astado por los cuernos, adoptar medidas antipopulares, imponer austeridad y sacrificios, hacer reformas de gran calado que posibiliten el regeneracionismo político, moral y la recuperación económica, poner orden en los desaguisados central, autonómico y local, creación de empleo, apoyo a las empresas, generar confianza y recuperar el prestigio perdido en el exterior, garantizar la asistencia sanitaria y prestaciones sociales, preservar la unidad de España, asegurar la independencia del poder judicial, poner en su sitio a los etarras y filo etarras, defender la institución familiar y la vida,… y así podríamos seguir en este necesario desiderátum. Un trabajo para titanes, dado el tsunami zapateril.
Nos hemos quedado cortos con lo del miura, cuando más bien el panorama será el de una estampida de bisontes y el PP " solo ante el peligro", a no ser que por no tener mayoría absoluta se vea precisado a enjuagues ya conocidos y cada uno tirando para sí, en cuyo caso " todo el gozo en un pozo" o " el camino a medio andar".
Como se ve, los trastos que le pasaría el bombero torero son dardos envenenados, con el acompañamiento de la contestación sindical ahora tan calladita por comprada y la algarada permanente callejera de esos que se llaman "indignados" y que desde el15M vienen practicando los diferentes ensayos. Con eso hay que contar y harán lo imaginable y más para que no se luzca ni termine la corrida. "Espontáneos" invadiendo el ruedo no faltarán.
Consciente eres de lo que puede venirte encima, ¡maestro!. Si llegas a debutar en esta nueva plaza, une cabeza y corazón y arriesga pues, como reza la canción"... torero que no se arrima no cumple con su derecho..."
Es cierto que “ los toros se ven muy bien desde la barrera”, pero la exigente afición espera que el clarín y los timbales anuncien el inicio de la corrida.
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