martes, 2 de agosto de 2011

SPAIN IS DIFFERENT

 

Desde el folclórico lema “Spain is different” de los tiempos franquistas, usado como oficial reclamo turístico y esgrimido por otros como denuncia o crítica, ha pasado mucho tiempo y la consigna quedó apartada en el baúl de los recuerdos, del que la rescatamos para referir unos pocos ejemplos demostrativos que, efectivamente, España es diferente, y no siempre para bien, si  comparamos las reacciones de aquí con las de acullá ante situaciones con cierta similitud.

Ante los brutales atentados cometidos en Madrid el 11-M, a pocos días de las elecciones generales de 2.004, el PSOE y demás izquierda, incluida la mediática, al reclamo “rubalcabesco” de “ merecemos un Gobierno que nos diga la verdad”, se adueñaron de calles, asediaron sedes del PP, colapsaron las operadoras de telefonía móvil y redes de Internet con el “pásalo” y llamadas a movilizaciones plagadas de visceral odio, con el propósito conseguido de dar una vuelco a los certeros pronósticos del resultado electoral que apuntaban a aplastante mayoría del PP. En vez de hacer piña con el Gobierno en funciones ante la masacre terrorista, utilizaron ésta, la conmoción provocada, la aún sangre caliente de las víctimas y de este modo alcanzó Zapatero el poder y el sillón de la Moncloa. Maquiavélica y diabólica obra maestra de agitación y propaganda.

A raíz del atentado terrorista del 11-S contra las Torres Gemelas en Nueva York, toda la clase política y pueblo norteamericanos, se unieron desde el dolor compartido con su Presidente, Autoridades, policías, bomberos, servicio de protección civil, etc., demostrando la grandeza de un pueblo unido ante la desgracia.Lo propio ocurría, posteriormente, cuando los atentados en Londres, y hace pocos días también hemos podido comprobarlo con el pueblo noruego y sus políticos tras el atentado y asesinatos perpetrados por ese psicópata apellidado Breivik.

Determinación de responsabilidades, reflexión autocrítica, impulso investigador del Gobierno británico y dimisiones varias, entre ellas la del máximo responsable policial de Scotland Yard, por el espionaje del News of the World, se han producido en Gran Bretaña. Aquí y hasta ahora, en España, por el  chivatazo del bar Faisán, el ex Ministro del Interior Rubalcaba y el actual, Camacho, como si lloviera, ni mu. ¿Cómo van a explicar verazmente la trama del asunto? Si así lo hicieran y resultara lo que, por lógica, todo el mundo sospecha, les podría acarrear responsabilidades; por lo que es mejor callar, aunque “quien calla otorga”, y seguir la táctica de esperar a que escampe.

La Unión Europea ha decidido y cuantificado la indemnización a los agricultores españoles por la “crisis del pepino” y aquí parecen olvidados los damnificados por el terremoto de Lorca, ya que pese a las buenas palabras, promesas y visitas de miembros del Gobierno Central y de los meses transcurridos, en Lorca continúa la devastación, sin que se hayan habilitado aún los dineros necesarios para la reconstrucción. Igual, antes de las próximas elecciones generales del 20-N se decide lo que, por su urgencia, ya tendría que estar hecho. Para cosechar votos, cada cosa a su tiempo, “cuando toca”. Y que sea así, aunque fuere por la resignación de “ nunca es tarde si la dicha es buena”,

Si, “Spain is different”; pero no solo  por la idea inicial que dio origen al eslogan, si no porque además de los pocos ejemplos citados( la lista entera ocuparía un grueso volumen con los simples enunciados), algunos se han empeñado en resucitar viejos demonios y prácticas políticas vergonzantes de otros tiempos pre ”guerricivilistas”.

Profética fue la quevedesca y viperina lengua del, en otrora, poderoso Alfonso Guerra cuando dijo “A España no la conocerá ni la madre que la parió”; pero nos parece que se quedó un tanto corto en sus dotes adivinatorias.

Menos mal que nadie nos puede igualar en el “typical spanish”  de los bares de tapas y la reparadora siesta; de la perpetuación de aquellos se encargan, poco a poco, los avispados chinos; de copiar la segunda los japoneses. Los toros y el flamenco son palabras mayores, mal que les pese a los aldeanos prohibicionistas sobradamente conocidos.

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