Al etiquetado en el foro (Madrid) feliz levante le chirría e incomoda tal marchamo referido a la Comunidad Valenciana. Basta con hablar con los nativos y los afincados en ella desde hace años, cualquiera que sea su ideología y estatus social, para pulsar cómo está de caldeado el ambiente. Una gente laboriosa, sacrificada, nada belicosa y paciente, que tantas glorias ofrendó a España como se canta en su himno, está que trina y tiene sus razones si, encima, algunos se empecinan en resaltar sólo sus episodios rechazables, que los tiene al igual que ocurre en otras partes, aumenta la indignación.
Cuando las cosas le funcionaban bien, antes de la generalizada crisis, todo eran halagos; se aprovechaban de su pujanza económica y el poder valenciano se cotizaba. Bien se daban cuenta los valencianos que eran piropos interesados, mas los dejaban correr por ser palabras huecas. Entre ellos mismos dirimían sus diferencias sin llegar a mayores, aunque los vecinos de su norte metían el aguijón de la discordia por la cuestión de la lengua y de los países catalanes. Algunos paisanos se prestaban al juego-¡ qué pueblo no tiene traidores !-, y tampoco faltaron al respecto algunos reservados pactos triangulares, a cargo de representantes institucionales de Madrid, Valencia y Barcelona, para intentar desteñir las señas de identidad valenciana como moneda de cambio.
Pero lo del trueque, parcialmente conseguido, es historia pasada, que muy posiblemente alcanzaría su plenitud si en las próximas elecciones autonómicas se conformara un tripartito con posibilidades de gobernar en la Comunidad Valenciana, lo que a fecha de hoy no es descartable.
Mas volviendo al inicio, hay que reconocer que los valencianos se sienten ninguneados y discriminados por Moncloa y Génova, lo cual no es fácil de comprender cuando allí están instalados los del mismo color político- PP- que los que gobiernan en la CV, en sus tres capitales de provincia y gran parte del resto de municipios. Ya les ocurrió con el socialista Zapatero- cosa que cabía esperar por su sectarismo, aunque no estuviera justificado-, mas cuesta asimilarlo si el agravio comparativo procede de tus congéneres políticos. No piden ningún privilegio, sino ser escuchados y atendidos en lo que sea de justicia, sin menoscabo de la solidaridad interterritorial.
El Gobierno publicó ayer las balanzas fiscales de las autonomías referidas a 2011, de las que pueden hacerse muchas interpretaciones. Una ojeada a la misma evidencia que la CV estuvo muy infrafinanciada - en cuya ignominiosa situación continúa por la diferencia entre lo que aporta y recibe del Estado-. Tiene sus motivos para quejarse. Está harta.
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