Apatía entre la gente.
Ignorancia y desconfianza
copan el ambiente.
Incapaz de cambiar el rumbo,
asiste, impotente y resignada,
a los planes diseñados
para despersonalizarla
y anular su identidad.
Juguete, manipulado
por maléficos entes,
baila al son del marcado compás.
Contra ello hay que rebelarse,
recuperar el entusiasmo
y denunciar las tropelías
de los que se erigen en dioses
terrenales.
La fortaleza reside en el
interior de uno mismo.
Energía de insospechada utilidad.
Librarse de las ataduras
es una prioridad, para
sentirse cada cual, uno, indivisible
y sujeto de plena dignidad.
Aspiraciones loables,
alcanzables con tesón,
pese a la personal poquedad.
Remando al unísono, contra
viento y marea, se sortea el
temporal.
La apatía es un mal social,
que conviene exterminar.
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