¡ No explotes, ordenador !,
quien teclea no es de Hezbolá,
terrorista chií, ni de Hamás.
Escribe para pasar el rato
y por higiene mental.
No pasa de ser un pacífico
idealista,
deseoso de que la Justicia y la Paz
se impongan en el Mundo sobre el
mal.
La pantalla recoge las utópicas
intenciones,
sin mayores pretensiones que las
dichas,
presumiendo que a nadie le van a
importar
ni que por ellas se molestarán.
Las guardo para mí. Son compañeras de la
soledad.
Van acompasadas de reflexiones e
inquietudes
sobre el futuro de la Humanidad.
Si no hay armonía, y se encona la
agresividad,
¿ cómo acabará el Mundo y cuál será
el futuro de los peques ?
Los no nacidos no lo verán.
La cultura de la muerte
se impone sobre la de la vida.
No hay garantías de continuidad.
En fin, “ que
sea lo que Dios quiera ”;
aunque el Ser Supremo, Creador de la
vida,
nos hizo libres, para poder elegir
entre el bien o el mal.
Gracias a los que me han dejado
acabar
sin hacer explotar a distancia el
portátil,
que, presuroso, voy a cerrar.
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