Ya no trinan los pajarillos
en los núcleos urbanos.
¿Han emigrado a otros lares
más ecológicos, los han fumigado
o con petardos los han espantado?
Apenas se ven en las ciudades.
Vuelan por los bancales
y tierras de cultivo,
en busca de alimento
y ambientes sin ruido.
Por contra, abundan los humanos “ pajarracos
“,
disputándose quién “ pica “ más.
En populista solidaridad
y por el bien quedar,
reparten las sobrantes migajas,
presumiendo de libertad, igualdad y
fraternidad.
Se añora a los inofensivos
pajaritos,
forzados a volar a ambientes más
sanos,
en los que no brotan las malas
hierbas
y en libertad pueden trinar.
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