Ya está bien de hipocresías y
buenismos.
No apelen al sentir de las
conciencias
ni se escuden en la falsa humanidad,
para justificar la inmigración-invasión
ilegal.
Pudiendo impedirla, si tuvieran
voluntad,
silban con el pito del reclamo,
y el efecto llamada va de más a más.
Miles de tales ilegales fracasan
en su intento por llegar.
Sus cadáveres los alberga el fondo del
océano-mar.
La inmigración ilegal, desde el país de
origen
al de destino, es un drama,
que engorda a las mafiosas tramas.
Soluciones para frenarla las hay.
Si no quieren o saben cómo hacerlo,
que pregunten a los que a diario
con ella tienen que bregar.
Háganlo de forma transparente y
legal.
Necesitamos inmigrantes con “ papeles
“
y dispuestos a integrarse.
Tratémoslos como seres humanos,
con sus derechos y deberes.
Lo que no procede hacer
es ir poniendo parches,
para salir del paso.
Afróntese el problema con rigor
y sin política de confrontación.
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