martes, 14 de agosto de 2012

CASCOS VIEJOS O ANTIGUOS Y EL CAMPANARIO.

 

Los llamados cascos viejos o antiguos de grandes ciudades y pueblos se ubican en torno a la Catedral en aquellas en donde las hay o, en su defecto, alrededor de la Basílica o Iglesia mayor. En todo caso, de ellas irradian o a las mismas se llega a través de las  diversas calles que, antaño, albergaban el núcleo poblacional y también conducen a la plaza mayor o única, al Ayuntamiento, al mercado municipal y  construcciones emblemáticas levantadas en su época; bien sean éstas testimonios de civilizaciones precedentes o de más recientes siglos pasados, salidas a la luz por excavaciones o en buen estado de conservación por sucesivas rehabilitaciones.

El andar con cómodo calzado y vestimenta acompasada al tiempo, es la manera más recomendable de efectuar la/s visita/s y, echándole imaginación, retrotrayéndose en la historia, descubrir costumbres y formas de vivir de aquellas gentes que habitaron en donde ahora caminas, a paso lento, para fijarte en detalles sorprendentes, recordar sucedidos históricos, de leyenda o, tal vez, una mezcla de ambos. De cualquier modo, evocaciones de ensueño. Historias y leyendas, escritas o transmitidas oralmente, suelen cabalgar juntas. Murallas y castillos fueron silentes testigos.

Cascos viejos o antiguos son los que conforman los, a menudo, recomendados recorridos de interés turístico-cultural-monumental, hoy en día fáciles de localizar por la abundante información con detallados planos guías y las nuevas tecnologías. Antes de que se hiciera la ampliación de pueblos y ciudades, con ensanches plagados de altas edificaciones, con solo mirar desde la distancia la ubicación del campanario ya tenías el punto de referencia al que dirigirte. Para no perderse entre las callejuelas y poder localizar con facilidad un punto de encuentro tenías que levantar la vista y buscar lo que por alto sobresalía. La consigna era: no pierdas de vista el campanario

 

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