Dicen que en Venezuela se ha engendrado una nueva vida. La hiena terrorista que fecundó a la hembra se llama De Juana Chaos quien, mediante una huelga de hambre y el circo político-mediático que se montó, doblegó la voluntad del entonces Gobierno español y por “razones humanitarias” se le puso aterciopelada alfombra. El resultado es sabido, ya en libertad eludió la acción de la Justicia. Localizado en Irlanda desapareció , ¡ casualmente!, cuando a punto estaba de ser extraditado a España, emergiendo posteriormente en la Venezuela chavista; país, por otra parte, tradicionalmente acogedor de tal gentuza, pero esa es otra historia.
Con otra hiena de la misma camada, Josu Ternera, ocurrió otro tanto. No le hizo falta protagonizar huelga de hambre, se nutría con la bien surtida mesa que le garantizaba su escaño en el Parlamento Vasco y ¡ nada menos! que en la Comisión de Derechos Humanos. Cuando supo que el chollo estaba a punto de terminar se largó o lo largaron sin decir adiós; no era cuestión de arriesgarse a volver a estar detrás de los barrotes que ya conocía. Se le ha situado después en algún que otro país, Italia primordialmente; pero, eso sí,” controlado”. Convenía tener una puerta más, abierta para la negociación, diálogo, contacto o como diablos le quieran llamar, con la banda terrorista. También se divulgó que estaba muy malito y, aún en el caso que fuera verdad, había que hacer saltar los resortes sentimentales de la gente para intentar justificar lo injustificable.
Ahora parece próxima la concesión del tercer grado penitenciario, a efectos prácticos la libertad, a otra no menos hiena, al que fue condenado por el prolongado e inhumano secuestro del funcionario de prisiones Ortega Lara y por el asesinato de tres guardias civiles. La “perla” se llama Josu Uribetxebarría Bolinaga quien padece cáncer terminal y al que médicos del Hospital de San Sebastián, en donde está internado, le pronostican una alta probabilidad que no dure en vida más de un año. Las razones esgrimidas para tal beneficio son las de tipo “humanitario”, que facultan a hacerlo pero no obligan. Ante las protestas de los buenos se intenta aplacar sus ánimos diciendo que se va a explorar la viabilidad de que siga el tratamiento en un hospital penitenciario.
Se han expuesto los tres casos sobradamente conocidos por representativos,entre los muchos que hay. El lento goteo de aproximaciones de presos al País Vasco no cesa, las exigencias etarras y nacionalistas no pierden tiempo ni comba, los fines últimos los tienen prácticamente conseguidos y los sucesivos pulsos los van ganando porque, en el tiempo, los gobiernos democráticos se han dejado vencer; salvo cuando Aznar no cedió al chantaje de libertad de presos por la vida del secuestrado Miguel Ángel Blanco que acabó su vida con un tiro en la nuca. No le dieron opción a decir el último adiós ni tuvieron con él, como con las demás víctimas, ningún gesto humanitario de los que reclaman las hienas para sí.
Aunque no nos guste, el podrido pescado está servido y mejor no conocer los entresijos de la cocina. Las víctimas del terrorismo se sienten engañadas y traicionadas. Que al menos tengan el apoyo de la gente de bien y perdure. Si los plazos se cumplen, pueden coincidir en el tiempo el nacimiento del hijo de una hiena y la muerte de otra. Al futuro retoño le deseamos que no siga la sin piedad camada de sus progenitores y a Bolinaga que, antes del último aliento, pida sincero perdón por tanto dolor causado. La Justicia de los hombres anda torcida, la de Dios es inapelable.
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