viernes, 17 de agosto de 2012

EL AMIGO ABOGADO Y LA HIPERINFLACIÓN LEGISLATIVA

Vamos a trasladar la opinión cualificada de un veterano abogado competente y laborioso que suele andar por las mañanas de Juzgado en Juzgado por asuntos profesionales. Antes y después de los trámites judiciales in situ, o cuando su presencia no es necesaria, atiende a los clientes en el despacho hasta la hora de comer y por las tardes hace lo propio.

Entre visita y visita va estudiando las cuestiones que se le confían y perfilando su enfoque jurídico; en cuya labor continua hasta avanzada la noche, sin descuidar de estar al día de los cambios legislativos y dictados que sientan jurisprudencia sobre las especialidades a las que se dedica. Sus honorarios son modestos comparados con las minutas de otros colegas.

Sintetizando nos comentó lo siguiente:

La hiperinflación legislativa y normativas complementarias, con el añadido de la ídem que producen las autonomías, conforman un maremágnum imposible de digerir. Tan solo grandes bufetes de abogados, con un considerable número de letrados por especialidades, pueden adentrarse en tal laberinto, con la peculiaridad de permitirse elegir clientes y casos, y sus minutas corren parejas a la relevancia de unos y otros.

La ligereza y falta de competencia en Derecho del legislador y de quienes preparan los borradores o anteproyectos, contribuye a tanto cambio, rectificaciones, contradicciones, lagunas, omisiones y errores. Cualquier catedrático del tres al cuarto, que los hay, se considera y es nominado como prestigioso jurista, pasando igual con muchos diputados tenidos por expertos en Derecho.

Resaltó la diferencia con las, hace años, auténticas eminencias del Derecho que sentaban cátedra y con cuyo magisterio creaban escuela. Lo mismo ocurría con los diputados que debatían las propuestas legislativas, cabezas bien amuebladas para tal menester. Unos y otros se tomaban su tiempo para estudiar en profundidad lo que se pretendía legislar, por ello salían leyes de excelente factura perdurables en el tiempo.

No faltó alusión al retraso judicial, al apabullante incremento de procedimientos incoados, a la escasez de las plantillas y al frecuente cambio de quienes ejercen la función jurisdiccional como titulares o en sustitución. Nosotros pensamos para nuestros adentros, ante la hiperinflación legislativa y excesivo número de causas, de dónde van a sacar tiempo jueces, fiscales y quienes constituyen la oficina judicial, para atender con premura tantos asuntos y estudiar a fondo lo que tienen que sustanciar. Se quedó en el tintero lo de la politización judicial en algunos Órganos.

La conversación trascurrió mientras refrescábamos el gaznate con unas cañas de cerveza fría acompañadas de ensaladilla rusa y pescaditos fritos. En invierno, él opta por el vino de rioja con unos tacos de queso manchego o francés, o una copa del jerezano “Tío Pepe” con degustación del rabo de toro guisado. Sobre los licores dice que, tomado con moderación y en su momento, su preferido es el café licor alcoyano.

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