miércoles, 22 de agosto de 2012

PERSONAS DE BIEN Y DE PROVECHO

 

Año tras otro le hacemos la visita de cortesía a un viejo amigo, nos tomamos un café o refresco en la cafetería donde tiene ubicado su centro de reunión, charlamos un rato y hasta la próxima. Días pasados fuimos a su encuentro a la hora en que él suele tomar asiento y allí estaba, nos ofreció silla y, antes de que se acercara el camarero, preguntó ansioso: " Cómo ves la cosa", respondiéndole que " como todo el mundo, con preocupación". Tras la repentina entradilla continuó :" sabes que soy socialista de toda la vida y que nunca he votado ni votaré a la derecha; no puedo olvidar que finalizada la guerra civil a mi padre, que fue alcalde socialista en mi pueblo, lo mataron; pero no me gusta lo que están haciendo los políticos en general, solo piensan en ellos, van a la suya. Al menos, que jamás volvamos a aquello ".

Intentamos levantarle el ánimo con un " no es probable" y que, respecto a los políticos," tampoco hay que generalizar pues deben haber muchas excepciones"; alzó mirada recelosa y deslizó : " si lo dices, así será; pero ¡ pocas!" . Se acercó el camarero, pedimos café y agua y pasamos a interesarnos por el estado de las respectivas familias.

Nunca nos dio más detalles y jamás le preguntamos sobre ello ni le cuestionamos el porqué de la condena a muerte y ejecución de su padre; para él " nada malo hizo ". Tal vez fuera así por la cosa de los horrores de las guerras y sus consecuencias; pero aún en caso contrario, siempre optamos por no querer saber más. De este modo se fue acrecentando la amistad entre ambos que aún perdura.

Es un hombre de bien, en la postguerra tuvo que abandonar su pueblo en busca de trabajo, se dedicó preferentemente a la albañilería, llegó a ser encargado de obras de una importante constructora que posteriormente, como recompensa a su laboriosidad, le buscó acomodo en un codiciado nuevo empleo, también del sector privado, en el que permaneció hasta la jubilación; retirándose con sus buenos ahorrillos y un nada mal patrimonio.

Conocemos, como tantos otros, historias similares a la expuesta relativas a personas de izquierdas y de derechas, cada una con su traumático recuerdo de "aquello" según vinieran los tiros de una parte o de la contraria. Frecuentamos trato o mantenemos amistad con algunas de ellas que apreciamos por ser gente de bien, con las que la conversación es enriquecedora para adentrarte en el conocimiento y complejidades del ser humano. Las posibles discrepancias hacen más atractivas las sosegadas charlas.

Hay ideologías, doctrinas, pensamientos y organizaciones intrínsecamente perversas. Por el contrario, existen las respetables  que, si no las prostituyen los hombres y las orientan al bien común, coadyuvan a la civilizada convivencia democrática . Ante las primeras y sus secuaces no hay que amilanarse, procede desenmascararlas y hacerles frente; respecto a las legítimamente respetables hay que mantenerlas y procurar que no desvaríen.

Lo que nunca defrauda es la buena gente, esa que antaño procuraban cultivar los padres y maestros cuando aconsejaban y formaban a hijos y alumnos para que el día del mañana fueran personas de bien y de provecho. De esa gente es de la que hay que rodearse, imitarla, darla a conocer y ponerla como ejemplo. Hay mucha y, si se va en busca de la bondad humana, siempre hay donde encontrarla; en ocasiones, inesperadamente, ella misma te sale al paso en el curso de la vida.

1 comentario:

  1. Me siento identificado en este articulo, uno de mis mejores amigos es un declarado socialista, lo lleva en la sangre, muestra con nostalgia la foto de su querido y amado Felipe Gonzalez, a pesar de nuestras diferencias políticas no merman en el cariño mutuo que sentimos el uno por el otro, siendo una estupenda persona con fantásticos valores y principios.

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