miércoles, 24 de octubre de 2012

LA HISTORIA ES LA GRAN MAESTRA

 

Posiblemente no seamos los únicos en la idiosincrasia singular que nos caracteriza, pero los españoles entramos en esa categoría. Capaces en el pasado de descubrir nuevos mundos, metiéndonos en penosas aventuras plagadas de incógnitas, reconquistar nuestra tierra islamizada en un empeño de siglos y, más papistas que el Papa, estar prestos en la defensa y expansión del cristianismo y su ortodoxia bajo la bendición papal, enarbolando cruz y espada. A la par, hambre y licencias tabernarias para el pueblo llano, oropeles y bastardías en las alturas. A ningún desafío le dimos la espalda, lo que parecía imposible se hizo realidad, sólo las querellas internas nos debilitaron cuando ya éramos nación.

Somos un pueblo de contrastes, resolutivo e imaginativo, con su siglo de oro y también con el pesimismo de la generación del 1898, protagonistas de una historia, con sus luces y sombras, que es nuestra y por ello debemos conocerla tal como fue, sin adulteraciones ni inventos. Si nos adentramos en ella veremos que el pueblo español siempre ha ido adelante cuando, estado unido, se ha comprometido en un empeño común por grandes que fueran las dificultades.

Conocer nuestra historia nos hace ver y confiar en las capacidades que tenemos, en el gran potencial humano que nos legaron quienes nos precedieron y, en definitiva, aprender del pasado. En esta época tan delicada y dura, para muchos extremadamente dura, es aleccionador saber cuáles son nuestras fortalezas y debilidades. Debería ser asignatura de especial conocimiento para quienes rigen, a cualquier nivel, los destinos de esta España decaída. Urge el resurgimiento económico y el del unido espíritu, sin éste no vendrá aquél. La historia es la gran maestra.

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