miércoles, 9 de octubre de 2013

CORRUPCIÓN SINDICAL.

 

Está saliendo a la luz pública lo que también era un secreto a voces: la sospechada corrupción sindical andaluza de la UGT y CCOO a propósito de los EREs fraudulentos, cursos de formación y demás mangancias. El escándalo ha saltado en Andalucía; pero si se escarbara por el resto de España, los orfeones de la " famélica legión" enmudecerían por la intuida sinvergonzonería de muchos de sus directores y portaestandartes, más preocupados por lo suyo que de los legítimos intereses de los trabajadores a los que dicen representar.

En otros país democrático, las dimisiones y ceses a prevención se producirían en cascada; mas esas brevas no se caen por estos pagos. Cual lapas, se aferran al árbol, chupando la nectarina savia con la esperanza que el vendaval no las arranque de cuajo. La corrupción investigada no es privativa de tales sindicatos, ha quedado patente lo extendida que está en otras campos( políticos, empresariales, financieros...) y cómo se retroalimentan; pero ahora, ha tocado el turno de que la Justicia indague en las prepotentes organizaciones sindicales de izquierdas.

Como en algunos de los otros casos, es muy posible que la sangre no llegue al río ni se devuelvan los cuartos presuntamente malversados o robados; pero al menos se está en el camino de que cada vez queden menos intocables.

Es difícil de tragar, a no ser con altas dosis de ingenuidad y buena fe, que el enjuague de la UGT andaluza responde a un "error", como lo ha calificado su máximo dirigente Cándido Méndez, y también la convicción manifestada por su homólogo en CCOO, Ignacio Fernández Toxo, de que su sindicato " no forma parte de ninguna trama vinculada a los ERE, ni en Andalucía, ni en otro lugar"; y no se puede pretender que se comulgue con ruedas de molino cuando ciertos indicios desprenden putrefacto olor.

En principio, nada impide pensar que, entre los imputados, " ni están todos los que son, ni son todos los que están". Admitamos la presunción de inocencia hasta que la Justicia se pronuncie definitivamente; pero no es lo mismo proclamar la inocencia que sobreseer o absolver por falta de pruebas, o porque los hechos enjuiciados han prescrito o no revisten carácter de delito.

Aunque no deberían practicarse el " tú, más", ni los juicios paralelos, UGT y CCOO están recibiendo en sus propias carnes la medicina que tantas veces han dispensado a otros. Y es que la vida da muchas vueltas, aunque no es elegante lo de " quien ríe último, ríe dos veces", si es para alegrarse del mal ajeno. Estas cosas, a la postre, sólo sirven para que el pueblo indignado y engañado llore de rabia.

Que la acción de la Justicia ponga a cada uno en su sitio, y sino por convicción, al menos por temor, que los sin escrúpulos anden con tiento.

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