LA “X” DEL CASO “FAISÁN”

 

En la sentencia del caso " Faisán" se condena a dos policías por el delito de revelación de secretos, al haber participado directamente en el aviso al dueño de dicho bar, componente del aparato de extorsión de la banda terrorista ETA, de la inminente operación policial que se iba a efectuar contra integrantes del mismo. En la sentencia se dice que la motivación del chivatazo fue política para no entorpecer el proceso de paz en marcha con la citada banda, no apreciando que la alerta dada constituyese delito de colaboración con la organización terrorista.

Hay criterios jurídicos contrapuestos sobre si el aviso implicaba también colaboración; aunque es impensable que servidores de la Ley, como los policías condenados y con su trayectoria profesional de lucha contraterrorista, tuvieran intención e interés en colaborar con la criminal banda. En cualquier caso, la controvertida sentencia va a ser recurrida al Tribunal Supremo que tendrá la última palabra.

Lo incuestionable es que hubo chivatazo en base a una decisión política, y choca frontalmente con el sentido común que los policías actuaran por su cuenta y riesgo. Las decisiones políticas las adoptan los políticos y, en este caso, el encargo de dar el aviso fue encomendado a unos policías, que hubieran podido negarse a hacerlo por tratarse de una ilegalidad; pero son las servidumbres que en ocasiones conlleva, aún a regañadientes con la conciencia, el ocupar ciertos cargos y puestos profesionales y un sentido equivocado de la disciplina y la lealtad.

A la sazón, era el Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero, con Pérez Rubalcaba como Ministro del Interior, del que dependen en última instancias los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado, el impulsor del proceso de paz con ETA y el máximo interesado políticamente en que fuera adelante. Por pura lógica, desde tales altas instancias gubernamentales tuvo que partir la orden, que se transmitiría en cascada política hasta llegar a los funcionarios de la policía que, según la sentencia, la ejecutaron.

El caso es que no se ha despejado la "X" ni se han asumido responsabilidades políticas; aunque para todos parece claro quién se esconde detrás de ella. De momento, sólo dos policías se " han comido el marrón"; tal vez ante promesas de que no serían abandonados si su futuro se torciera. Qué poca fiabilidad política y falta de valor demuestran quienes usan la mentira y el disfraz, permitiendo con ello, al no dar la cara y eludiendo sus responsabilidades, que sean los subordinados policiales los únicos que paguen los platos rotos. ¡Cómo para ir a una guerra con ellos!. Se quedarían en retaguardia, al abrigo del refugio.