Mucho se ha aventurado el Ministro del Interior, Fernández Díaz, al afirmar en entrevista a Onda Cero que " ETA como tal organización ya no existe", " no va a cometer atentados ", " que una persona con un arma pueda cometer un atentado, eso es incontrolable, pero eso no sería ETA", " la ETA que hemos conocido, padecido y sufrido durante durante décadas, no existe y no volverá"...
Se supone que por su cargo debe tener información fiable al respecto, pero anticipándose a los acontecimientos se ha dejado llevar por sus deseos y algunos gestos de la banda en detrimento de lo que persiste como realidad: una organización terrorista existe mientras no se disuelve voluntariamente u obligada por las circunstancias o conveniencias, y ETA aún no se ha disuelto por mucho que haya sido mermada policial y judicialmente su capacidad operativa con la estimable colaboración francesa. Es cierto que lleva tiempo sin asesinar, que tiene sus disensiones internas, mas no ha dado el paso definitivo para echar por siempre el cierre al chiringuito del terror.
En su último y reciente comunicado al diario Gara continúa presentándose con su siniestro rótulo, emplaza-exige a los gobiernos español y francés para, ¡ oh sarcasmo !, " avanzar en el camino de la paz" y " a la resolución del conflicto", insiste en lo del " camino hacia la soberanía nacional", la vuelta a casa de los presos y huidos ( terroristas de dicha banda), la salida del país vasco de las fuerzas de seguridad y el ejército,..., y se vanagloria de su criminal historial al afirmar " no podemos aceptar que tengamos que renegar de nuestra trayectoria de lucha y asumir el relato de los opresores".
El Ministro del Interior se expresó con excesiva rotundidad, sin margen al quizás, al probablemente o al tal vez. Posiblemente ETA no vuelva a ser la de antes o se disuelva en un futuro más o menos próximo. Al fin y al cabo ha conseguido parte de sus objetivos, bastantes de ellos compartidos por los nacionalistas no violentos. La acción terrorista, la clandestinidad y la prisión desgastan; máxime cuando sus ramales " políticos" pro etarras disfrutan las mieles de las poltronas y las subvenciones oficiales.
A ETA no hay que enviarle otro mensaje que el de la disolución, la entrega de las armas y el sometimiento a la Justicia; como reclaman tantas voces y entre ellas las del Sr. Fernández Díaz, quien así se ha pronunciado en diversas ocasiones anteriores. El esperar de ella un arrepentimiento es como exigirle a una víbora que mute a paloma. Tal vez pueda darse en contados casos individuales, pero no como banda terrorista. El hacha y la serpiente figuran en su anagrama.
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