¿ Qué hubiera sido de cada uno de nosotros si hubiéramos nacido, crecido y desarrollado, en otro lugar y ambiente, distintos en lo geográfico, en lo familiar y en lo cultural-educacional en su amplia concepción ? Posiblemente no seríamos lo que somos, no pensaríamos como pensamos, ni actuaríamos como actuamos. La mayoría nos hubiéramos acoplado, condicionados por las circunstancias, al entorno social y humano circundante.
Influencias externas y factores personales, hubieran determinado que el acoplamiento fuera en mayor o menor grado o, incluso , buscar el modo de despegarse de él para diferenciarse del grupo. El último caso, nos hubiera llevado a mejor o a peor, y volvemos a lo de antes: las circunstancias del nuevo entorno y la singularidad del individuo.
Todo ello, con su múltiple casuística, induce a reflexionar sobre la ligereza con la que, en demasiadas ocasiones, juzgamos u opinamos sobre los que etiquetamos como "otros"; sean personas o naciones, su peculiar forma de ser y de abordar los problemas. Y es que el hombre, en su egocentrismo, no es dado a sopesar las razones que puede tener el "otro".
El mundo es complejo, y las vidas llevan pinceladas de diversos colores; pero la abundancia de claro-oscuros confunden y hacen que cataloguemos como " otro" a lo que, en igualdad de condiciones, hubiera podido llegar a ser uno mismo por cuestiones del azar.
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