miércoles, 19 de agosto de 2020

CAYETANA ÁLVAREZ DE TOLEDO

  

 
 
 
 
 
El cese de la portavoz del grupo parlamentario del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, se veía venir. Conocidas eran sus discrepancias con la línea política seguida por altos dirigentes de su partido y algunos de sus barones territoriales. A veces se comportaba como portavoz de sí misma, y no del grupo parlamentario de su partido. Ella, perteneciente a la derecha liberal, defendía y quería dar un nuevo un nuevo rumbo al PP en el campo ideológico y cultural, y que abandonara sus complejos. En el Parlamento, sin alterarse y con voz suave, deslizaba cargas de profundidad contra sus adversarios de la izquierda y los secesionistas, que temían sus intervenciones y se escabullían de ellas como podían. Mujer culta y de verbo fácil, desmontaba la supuesta superioridad moral que se atribuyen las izquierdas, a la vez que ponía al descubierto su doble rasero de medir y las incoherencias entre lo que decían y lo que hacían.
 
No se arredraba ante nada ni ante nadie. Se expresaba libremente, tal como pensaba. Era y sigue siendo el “ verso suelto “ que incomoda a propios y extraños. No obstante, gozaba y goza de admiración y estima en gran parte de las bases y simpatizantes del PP, dada la valentía y claridad con la que expresaba sus planteamientos y la unidad de España, a la vez que criticaba el feminismo impostado, la revisión histórica sesgada, el victimismo nacionalista y la nefasta gestión del Gobierno social-comunista, el cual está encantado, al igual que los separatistas, por su cese. Ante el estado calamitoso de la Nación, abogaba últimamente por un Gobierno de concentración entre el PSOE y el PP, sin depender de populistas y nacionalistas, opinión no compartida por Casado.
 
Su ideario lo mantiene a día de hoy; no sabiéndose si abandonará el escaño y su partido, cuál será su futuro político y si el cese motivará un trasvase de votos a VOX. Algo que no parece preocupar a la dirección del PP, ya que es un partido sólido, cuenta con cuadros competentes y con experiencia, y confía en aumentar el número de sus votantes. El tiempo lo dirá.  Siendo como es Cayetana, resulta difícil imaginársela arrojando la toalla en defensa de sus principios y valores. Lo que ha sorprendido es la rueda de prensa que convocó tras el cese y lo que dijo en la misma. Aunque tuviera motivos para estar dolida, tal vez hubiera sido más prudente que hubiera mantenido silencio durante un tiempo, máxime en una mujer de estudio reflexivo como ella; pero no va con su carácter, un tanto prepotente.

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