Se dice que “ los Borbones son una organización criminal”, y no pasa nada. La Fiscalía de la Audiencia Nacional archiva la denuncia por tratarse de una afirmación amparada en la libertad de expresión. Abusando y haciendo mal uso de este derecho, se dicen con frecuencia las mayores barbaridades, ofendiendo públicamente a personas e Instituciones, y a menudo tampoco pasa nada. Se hace mofa de la religión católica, de sus sacramentos y ritos en un programa televisivo y se considera una humorada sin relevancia penal. Hay ejemplos a mansalva de casos similares y de otros claramente ofensivos, en los que prima la libertad de expresión y “ creación artística” sobre los derechos al honor, la intimidad, la propia imagen y las creencias religiosas, dependiendo en bastantes ocasiones de quién es el ofendido y el ofensor. En cualquier caso, el aserto de que “ tu libertad termina donde empieza la de los otros “ se convierte, con frecuencia, en un desiderátum bien intencionado y en un brindis al sol.
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