lunes, 24 de agosto de 2020

LAS HORAS BAJAS DE PEDRO SÁNCHEZ

  

 
Pese a su “ Manual de Resistencia”, Pedro Sánchez no pasa por sus mejores momentos. Está en horas bajas, aunque se lo ha buscado él solito con su pésima gestión y la del Gabinete que conformó tras su investidura.
 
Sólo goza de reconocimiento generalizado Margarita Robles, ministra de Defensa. La titular de Economía tiene un currículum estimable, pero le ponen piedras en las ruedas de su saber. Tal vez haya alguna invisible y contada excepción más. Bastantes componentes del Ejecutivo cabalgan sobre la inanidad; otros se esfuerzan por ser útiles, pero no llegan o no se les deja. De los podemitas sólo pueden esperarse desbarres constitucionales y ruina. La portavoz Isabel Celaa es el hazmerreir en sus ruedas de prensa. La Vicepresidenta primera, Carmen Calvo, está para tapar agujeros y ser el escudo de Sánchez. Y la mayoría, empezando por el todopoderoso jefe de filas, sólo sacan de sus mangas ocurrencias, revisionismos históricos, inventos artificiales y disposiciones innecesarias o cuestionables.
 
Sánchez no tiene la gloria que deseaba. No ha convertido a España en el país idílico con el progreso y bienestar común que prometió. No goza del prestigio internacional contado por sus aduladores, y su influencia en la UE y en las grandes potencias ni se ve ni se espera.
 
Para sortear su mala suerte con la llegada de la pandemia, se quitó de encima tan pesada carga, una vez finalizado el Estado de Alarma, y se la endosó a las Comunidades Autónomas, aunque algunas reclamaban la gestión de la misma. Lo que ha venido después es sabido: los esperados rebrotes de contagios exponenciales, muertes y el descalabro económico, empresarial y del sector turístico.
 
Cuando la Nación sangraba otra vez por los cuatro costados, en vez de pilotar la nave del naufragio se fue de vacaciones; ejemplo seguido por la mayoría de sus ministros. Ahora, a su regreso, volverá a presentarse como el salvador que nos sacará del atolladero, lo que no hizo antes cuando se preveía lo que iba a ocurrir. No se sabe si duerme bien o toma remedios para el insomnio. Pero el caso es que aguanta y resiste, mal que nos pese, mientras que el desasosiego, la impotencia y la inquietud flotan en el ambiente. Sombrío y triste es el presente y no se vislumbra un futuro mejor. El negro de luto le acompaña. ¿ Cuánto durará la amargura ? ¿ Cuándo volverá la alegría ?
 

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