Los rebrotes pandémicos han motivado las numerosas renuncias y cancelaciones turístico-vacacionales, afectando económicamente a diversos países, entre ellos al nuestro, que es uno de los lugares preferentes de destino durante todo el año. Por razones de fuerza mayor, en base a preservar la salud pública, hay que resignarse y soportarlo de la mejor manera posible; cumpliendo las medidas de seguridad dictadas, para no ser contagiados ni contagiar. Hay que armarse de paciencia y comprensión, pues esto va para largo. Lo penoso es el grave quebranto económico para nuestro sector hotelero, hostelero y de ocio, que esperaban el verano “ como agua de Mayo”.
El descanso vacacional, dejando aparte los gustos
y preferencias de cada cual, implica un cambio de la rutina diaria; habiendo
tiempo para distintos entretenimientos y actividades, a los que habitualmente no
les dedicamos las horas que nos gustarían. Siempre conviene recapacitar sobre
las situaciones de otras personas, que por motivos diferentes ( salud, pobreza,
paro, dedicación a terceros, obligaciones varias, etcétera ) no pueden
vacacionar, aunque les gustaría.
En casa también se está a gusto, sobre todo las
personas mayores que en su tiempo de juventud disfrutaron como gustaron y
pudieron. Como el tiempo corre muy rápido, la soledad apacible sirve para
recapitular sobre el pasado, agradecer el amanecer de cada día y esperar el
siguiente.
Hoy, Día de la Virgen de la Asunción, rogamos que
nos cobije bajo su manto. Cuando llegue el momento de la partida definitiva, que
nos lleve en sus brazos. A tí, amigo Francis y hombre bueno, fallecido en esta
fecha tan significativa, te ha acompañado al Paraíso. Tu descanso es ya
eterno.
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