El rey emérito D. Juan Carlos de Borbón
abandonó ayer España, comunicando por carta su decisión a su hijo el Rey Felipe
VI, reproducida por varios medios y que está al alcance de todos, con sólo
consultar el comunicado de la Casa Real. Es lógico pensar que ambos habían
sopesado previamente esta posibilidad, dadas las continuas presiones
gubernamentales y mediáticas que sobre el actual monarca se venían haciendo al
respecto, a raíz de de informaciones divulgadas sobre aspectos de la vida
privada de D. Juan Carlos y supuestas ganancias económicas oscuras. Pero la
decisión última de abandonar o no España le correspondía al emérito, no
tratándose de un exilio, una marcha forzada ni, como tuiteó Pablo Iglesias, de
una huida. Es más, el abogado de D.Juan Carlos comunicó el encargo de éste para
que se supiera “ su decisión de permanecer a disposición del Ministerio Fiscal
para cualquier trámite o actuación que considerara oportuno “. Conviene resaltar
que el Rey D. Felipe VI trasladó a su padre: “ su sentido
respeto y agradecimiento ante su decisión”, resaltando “la importancia
histórica que representa el reinado de su padre, como legado y obra política e
institucional de servicio a España y a la democracia “ .
Si D. Juan Carlos cometió algún delito
antes de abdicar, está amparado por la inviolabilidad como Rey y Jefe del
Estado, y desde su abdicación ninguna acusación fiscal o judicial se ha hecho
hasta el momento contra él, aunque ya ha sido condenado ante la opinión pública
en juicios paralelos, sin respetar la presunción de inocencia, por quienes están
interesados en hacerlo y presentarlo como culpable. La finalidad es que pase al
olvido su papel fundamental como “ piloto de la transición “, que nos trajo la
democracia y a consecuencia de ello las libertades constitucionales y el
progreso económico, ensuciar su mediación para introducir y expandir en el
extranjero a las grandes empresas españolas, y sobre todo socavar y desgastar el
Régimen actual, sin reparar en medios, para implantar una República
confederal.
Conseguido el desgaste y desprestigio de D. Juan Carlos, se
iniciará la cacería contra su hijo D. Felipe, al que en varias ocasiones ya se
le ha ninguneado por el actual Gobierno, esperando que la Monarquía se caiga por
sí sola, a empujones y socavando sus cimientos, ya que los números no dan para
conseguirlo constitucionalmente. En la mente de todos están los artífices de
esta demolición controlada, aunque algunos traten de disimularlo. Los podemitas
y separatistas no ocultan sus intenciones.
El Rey D. Felipe VI trasladó a D. Juan Carlos “ su sentido
agradecimiento ante su decisión” resaltando “la importancia histórica que
representa el reinado de su padre, como legado y obra política e institucional
de servicio a España y a la democracia “ ¡ VIVA EL REY ! ¡ VIVA ESPAÑA !
No hay comentarios:
Publicar un comentario