martes, 4 de agosto de 2020

D. JUAN CARLOS I ABANDONA ESPAÑA

 
 
 
El rey emérito D. Juan Carlos de Borbón abandonó ayer España, comunicando por carta su decisión a su hijo el Rey Felipe VI, reproducida por varios medios y que está al alcance de todos, con sólo consultar el comunicado de la Casa Real. Es lógico pensar que ambos habían sopesado previamente esta posibilidad, dadas las continuas presiones gubernamentales y mediáticas que sobre el actual monarca se venían haciendo al respecto, a raíz de de informaciones divulgadas sobre aspectos de la vida privada de D. Juan Carlos y supuestas ganancias económicas oscuras. Pero la decisión última de abandonar o no España le correspondía al emérito, no tratándose de un exilio, una marcha forzada ni, como tuiteó Pablo Iglesias, de una huida. Es más, el abogado de D.Juan Carlos comunicó el encargo de éste para que se supiera “ su decisión de permanecer a disposición del Ministerio Fiscal para cualquier trámite o actuación que considerara oportuno “. Conviene resaltar que el Rey D. Felipe VI trasladó a su padre: “ su sentido respeto y agradecimiento ante su decisión”, resaltando  “la importancia histórica que representa el reinado de su padre, como legado y obra política e institucional de servicio a España y a la democracia “ .
 
Si D. Juan Carlos cometió algún delito antes de abdicar, está amparado por la inviolabilidad como Rey y Jefe del Estado, y desde su abdicación ninguna acusación fiscal o judicial se ha hecho hasta el momento contra él, aunque ya ha sido condenado ante la opinión pública en juicios paralelos, sin respetar la presunción de inocencia, por quienes están interesados en hacerlo y presentarlo como culpable. La finalidad es que pase al olvido su papel fundamental como “ piloto de la transición “, que nos trajo la democracia y a consecuencia de ello las libertades constitucionales y el progreso económico, ensuciar su mediación para introducir y expandir en el extranjero a las grandes empresas españolas, y sobre todo socavar y desgastar el Régimen actual, sin reparar en medios, para implantar una República confederal.
 
Conseguido el desgaste y desprestigio de D. Juan Carlos, se iniciará la cacería contra su hijo D. Felipe, al que en varias ocasiones ya se le ha ninguneado por el actual Gobierno, esperando que la Monarquía se caiga por sí sola, a empujones y socavando sus cimientos, ya que los números no dan para conseguirlo constitucionalmente. En la mente de todos están los artífices de esta demolición controlada, aunque algunos traten de disimularlo. Los podemitas y separatistas no ocultan sus intenciones.
 
El Rey D. Felipe VI trasladó a D. Juan Carlos “ su sentido agradecimiento ante su decisión” resaltando  “la importancia histórica que representa el reinado de su padre, como legado y obra política e institucional de servicio a España y a la democracia “ ¡ VIVA EL REY ! ¡ VIVA ESPAÑA !

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