jueves, 27 de agosto de 2020

EL MÁS ALLÁ

  

 
 
 
 
 
 
¿ Cómo será el más allá ? ¿ Hay vida después de la vida o sólo existe la nada ? Son preguntas que se hacen con frecuencia. Los que afirman que con la muerte acabó todo no pueden demostrarlo. A los que sostienen lo opuesto les sucede lo mismo. Es la confrontación de pensamientos y sensaciones diferentes a lo largo del devenir de los tiempos.
 
Desde la más remota antigüedad se ha creído en la pervivencia del espíritu después de la muerte, rindiéndose cultos, ofrendas y sacrificios a los muertos, dependiendo tales ritos y tradiciones de las creencias en cada época y lugar. Las teorías sobre la reencarnación en otros seres vivos subsisten en la actualidad.
 
Las tres principales religiones monoteístas(judaísmo, cristianismo e islamismo) predican sobre la trascendencia del ser humano, la existencia de vida eterna después del último suspiro terrenal y la realidad de un Dios único, omnipotente, justo y hacedor de todo lo creado. Las politeístas tienen a diferentes “ dioses “, identificándolos con el universo astral, los elementos de la naturaleza, los acontecimientos y usos de esta vida y un largo etcétera, representándolos mediante ídolos y otros símbolos con advocaciones múltiples a tales “ divinidades “.
 
La Fe de la monoteísta religión católica se fundamenta en el misterio de la Santa Trinidad: tres personas distintas-Padre, Hijo y Espíritu Santo- en una sola naturaleza divina. El Hijo Jesucristo reveló este misterio, recogido en la recitación del Credo de la Iglesia: “ Creo en Dios Padre todo poderoso, creador del cielo y la tierra.......... en la resurrección de los muertos y en la vida eterna. Amen “ Todo el Credo es una proclamación de Fe que abre vía a la Esperanza.
 
La mística Santa Teresa de Jesús expresó su frenesí de reunirse con el Amado al escribir el poema: “ Vivo sin vivir en mí/, y tan al alta vida espero/, que muero porque no muero/...” Pocos son los mortales que alcanzan tan elevado y sublime misticismo. Muchos de los creyentes carecemos de una Fe robusta y sin titubeos. Por eso hay que labrar día a día ese don divino y gratuito, para que dé fruto y podamos afrontar sin miedo, cuando llegue, el momento final, con la Esperanza de renacer a la nueva vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario