El pasado jueves
trascendió que el opositor ruso Alexei Navaini, que se destaca por sus
constantes críticas a Vladimir Putin, antes de tomar el vuelo para regresar a
Moscú desde Tomsk(Siberia), se tomó un té en el aeropuerto de esta ciudad, según
su portavoz Kira Yarmysh. Pero en el vuelo de su pretendida vuelta se sintió muy
mal, teniendo el avión que aterrizar de urgencia en el aeropuerto siberiano de
Omsk y ser trasladado al hospital de este ciudad e ingresado en la UCI. El
citado portavoz sospecha que “ habría sido
envenenado con alguna sustancia añadida a su té ”, y que “ la reacción evasiva
de los médicos solo confirma que se trata de una
intoxicación”.
No es una novedad la utilización
de sustancias mortíferas por parte del Kremlin para eliminar o intentarlo a sus
críticos y disidentes destacados. Algunos ejemplos recopilados de informaciones
publicadas:
El ex agente ruso Serguéi Skripal
y su hija fueron intoxicados en 2018 Inglaterra por un gas nervioso de
naturaleza militar y fabricación rusa. Estuvieron hospitalizados en estado
grave, pero consiguieron salvar sus vidas.
El también ex agente Alekandr
Litvinenko falleció en Londres en 2006 por radiación de
polonio-210.
La periodista Anna Politkóvskaya,
al igual que Navaini, enfermó al tomar un té en el vuelo que la conducía a
Osetia del Norte. Aunque sobrevivió, fue asesinada en 2006 frente a su domicilio
en Moscú.
Victor Yúschenko, candidato de la
oposición a la presidencia ucraniana frente al candidato pro ruso, fue
intoxicado con una toxina cancerígena en 2004 durante una comida, quedando
desfigurado su rostro.
En
1959, el líder nacionalista ucraniano Stepán Bandera murió tras ser tiroteado
con una pistola rociadora de cianuro.
Georgi Markov, periodista
búlgaro y exiliado en Inglaterra, el 7 de septiembre de 1978 sintió un pinchazo
en su muslo derecho, cuando se encontraba esperando el bus en el centro de
Londres, inferido por un hombre que llevaba un paraguas y que se alejó del
lugar. No le dio importancia al pinchazo, pero falleció 4 días después, al
parecer envenenado con ricino. Parece ser que este asesinato lo ordenó el
gobierno comunista búlgaro.
Este tipo de represalias
asesinas, que ya eran llevadas a cabo por la KGB durante la guerra fría,
siguieron efectuándose después. Son una brevísima muestra de la maldad intrínseca del
comunismo. Pero, a día de hoy, hay quienes no quieren ver estas y otras
criminales barbaries más, que empezaron con la revolución
soviética.
No hay comentarios:
Publicar un comentario