miércoles, 5 de agosto de 2020

EL INSACIABLE YO DE SÁNCHEZ

 
 
 

Aunque los partidos del centro y de la derecha, cada uno en su estilo, le “ canten las cuarenta, diciéndole las verdades del barquero” a Pedro Sánchez, éste no se inmuta ni enrojece. A lo sumo baja la cabeza y palidece, para a continuación responder con displicencia y hacer exhibición de una oratoria autolaudatoria y falaz de su gestión gubernamental, pretendiendo “ vender la burra “ desdentada y flaca a sus críticos, pero su mercancía no tiene quien se la compre, salvo sus palmeros políticos y mediáticos que, a su pesar y por interés, “ tragan carros y carretas “. Cuando contraataca, es para tildar de extrema derecha o aliados de la misma a aquellas formaciones de la oposición citadas al principio, sin tener reparo alguno en justificar que cogobierna con la extrema izquierda radical, comunista y populista, además de hacer concesiones favorables y a veces vergonzantes a los secesionistas a cambio de ciertos apoyos, en desigualdad respecto a los que hacen gala de su españolidad. Mucho predicar de igualdad y solidaridad, pero siempre “ pagan el pato” las restantes Autonomías discriminadas, quedando a salvo la vasca y la catalana.
 
Ahora pide unidad para reflotar España y sacarla de la tragedia económico-sanitaria que padecemos, lo que en principio parece justo y deseable, pero desdeña las peticiones de que antes ponga orden en su casa y se libre de las peligrosas compañías con las que gobierna. El problema es él, su narcisismo y obsesión patológica por el poder, que, con tal de conservarlo, se alía con la canalla política más indeseable. No obstante, no podemos dejar que el país se hunda y degrade más. Habrá que echar una, dos o tres manos, con ciertas garantías y condiciones, aun sabiendo que Sánchez dirá después: “ Si te he visto, no me acuerdo” y volverá a lo de siempre: su insaciable YO. Así es el personaje, falto de toda credibilidad, que por desgracia nos ha tocado, aunque por carambola democrática.
 
Ya está bien de que el PP, VOX, Ciudadanos y afines se enreden entre ellos en trifulcas menores, cuando lo que importa es la unidad de acción para que, llegado el día, se pueda conformar un Gobierno fiable y eficaz, que pueda afrontar con decisión y moderación los duros y largos retos que nos esperan. ¡ Dichosos los ojos que lo vean !

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