La fotografía de Donald Trump, publicada en su
cuenta de Truth Social,
vestido de “ Papa “, y generada con Inteligencia
Artificial,
es una patochada irreverente, de pésimo gusto y
sin gracia,
que sobrepasa todas sus excentricidades y
ocurrencias banales.
El montaje
fotográfico es un retrato psicológico de sí mismo.
Se merece la réplica de reproducir su cara con la
de un simio.
Pero tal vez sea mejor, pasar de largo y no abonar su delirante “ ego
“.
Un signo de humildad sería disculparse por tamaña
barbaridad que,
aunque haya hecho reír a algunos, ha ofendido a
la catolicidad.
El haber asistido al funeral del Papa
Francisco,
no le vale, ni en broma artificial, para “
autoproclamarse “ su sucesor.
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